* Si -como siempre señala el presidente en su discurso- se heredaron actos de corrupción, lo ideal habría sido proceder contra ello, pero no debilitar los recursos frente a los desastres.
Si en México tiembla tanto, si los huracanes se han vuelto constantes –“Lidia” golpeando este martes Nayarit y Jalisco-, si los incendios cada vez son más avasalladores, si estamos en zonas volcánicas, por poner algunos ejemplos, cómo entender entonces que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya impulsado la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) en el 2021.
Si -como siempre señala en su discurso- se heredaron actos de corrupción, lo ideal habría sido proceder contra ello, pero no debilitar los recursos frente a los desastres que lamentablemente se repiten en el país.
De acuerdo con un trabajo publicado por la organización México Evalúa, tras la desaparición del Fondo de Desastres, ahora “la apuesta es clara: favorecer –desde la Secretaría del Bienestar- las transferencias directas de recursos, las cuales tienen un mayor rédito político/electoral. Además, por la falta de reglas de operación del Programa –para el Bienestar de las Personas en Emergencia Social o Natural (PBPESN)-, hay un riesgo de que los recursos se utilicen de forma discrecional y con fines clientelares…”
La semana pasada, en diversos medios de comunicación se anunció una iniciativa presidencial que busca que se legisle para que los estados y municipios incluyan en sus presupuestos recursos para hacer frente a emergencias naturales.
Lo anterior pareciera el inicio de la confirmación oficial de que el Fondo de Desastres Naturales no debió ser extinguido.
La desaparición del FONDEN nos puede impactar a todos y en cualquier momento.
El tema de los desastres naturales no es un asunto político ni de partidos. Hay una necesidad que se puede tornar urgente en instantes.
Si tiembla tanto, si los huracanes son constantes, ¿por qué desaparecer el FONDEN?
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