* La ocurrencia consiste en que desde un hospital de Huajicori, Del Nayar, de Amatlán de Cañas, de Tepic, bastará comunicarse al almacén en Ciudad de México para que un medicamento sea enviado a la brevedad.
Cómo está de grave el desabasto de medicina en el país, como para que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya dicho esto el miércoles dos, en la tradicional “mañanera”:
“Vamos a proponer, les voy a proponer a los del Sector Salud que se tenga una especie de farmacia, una farmacia aquí en la Ciudad de México, un almacén con todas, todas, todas, todas las medicinas, todas, todas las medicinas del mundo en cantidades razonables para que cuando falte en un hospital, ¡ahí!, como un banco de reserva de medicamentos, ¡y lo vamos hacer!, ¿cuánto nos puede significar eso? (...), la idea es contar con todos esos medicamentos.”
Hay una situación con el presidente: cree que lo sabe todo, experto en todo: en seguridad pública, en salud, en educación, en aviación…
Esta nueva ocurrencia es alarmante, pues la pronuncia a cuatro meses de que cumpla cinco años en el cargo, pero está sucediendo lo que a principios de su administración le advertían expertos del tema de la salud: que no desapareciera el Seguro Popular pero que, si como decía entonces, había corrupción, entonces debería procederse contra los responsables.
El reciente 27 de abril, en este espacio se cuestionó la magnitud del desabasto, en base a que el presidente que jamás reconoce errores, sino que culpa de todo a gobiernos pasados, había terminado por desaparecer al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) que él creó y que sustituyó al Seguro Popular.
El INSABI fue un fracaso.
Defensores del Seguro Popular preveían lo que, en efecto, está sucediendo: una especie de regreso a los años setentas en que las decisiones se tomaban para todo desde oficinas centrales. En eso consistiría la propuesta del presidente: un almacén de medicinas en la Ciudad de México y ahora hay que calcular la cantidad de solicitudes que recibirían de hospitales de todo México.
En una entrevista que publica el diario El País, con la firma de la periodista Karina Suárez, Juan de Villafranca, presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (AMELAF), expresó:
“Los medicamentos no son tornillos, hay un tema clave aquí, en cuanto se fabrica un medicamento empieza a correr una caducidad de dos años y por eso lo más importante para mí es que haya planeación, habiendo planeación habrá abasto y buenos precios.”
De planeación habla el titular de la AMELAF y sería, precisamente, lo que necesita el Gobierno Federal frente al desabasto de medicina.
Hay que imaginar que la ocurrencia del presidente consiste en que desde un hospital de Huajicori, Del Nayar, de Amatlán de Cañas, de Tepic, de donde sea, bastará comunicarse al mencionado almacén para que el medicamento que se necesita sea enviado a la brevedad.
Todas las medicinas del mundo
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