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Vie, Abr

El gobernador ya no quiere ser millonario

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* La administración de Roberto Sandoval no termina este lunes 18; falta conocer lo peor y a lo que está obligado investigar el gobierno de Antonio Echevarría: la corrupción.

 

Visiblemente preocupado, el gobernador de Nayarit Roberto Sandoval Castañeda convocó a varios de sus funcionarios para compartirles una información que ninguno imaginaba: los ingresos que ha tenido como servidor público, desde director del rastro municipal, diputado local, presidente municipal de Tepic y titular del Poder Ejecutivo.

Si, suman millones. 

También les habría dicho los bienes comprados en esos años. Quería escuchar su opinión, sentirse arropado. Hicieron comparaciones y más o menos las cuentas salieron bien. Así, más tranquilo entonces, según él nadie probaría que se ha enriquecimiento mediante la corrupción.

Ese encuentro sobre la revisión de los ingresos de Sandoval Castañeda, confirmado a este reportero, debió ocurrir después de la detención del fiscal General de Justicia Édgar Veytia, en Estados Unidos, por probables delitos de narcotráfico, lo que desencadenó numerosos señalamientos de corrupción contra la administración que está por finalizar. De hecho, Sandoval fue denunciado en ese sentido en la PGR.

Sin embargo, de aquel encuentro quedaron dudas: ¿realmente compartió toda la información verídica?, ¿nunca ha utilizado prestanombres?, ¿nunca, como se afirma extraoficialmente, ha sacado millones del Estado para llevarlos a otras entidades?.

Da la impresión que la riqueza del gobernador ahora le incomoda. Que ya no quiere ser rico. Existe una sensación de que se trata de una riqueza no legitimada por la sociedad. Que fue dejando demasiadas huellas de sospecha en su gobierno como para ahora creer que todo fue transparente. 

La detención del fiscal es la más escandalosa, no sólo por lo que representa como tal, sino porque confirmó que era el personaje con mayor fuerza en el gobierno, por encima de Roberto. 

Prueba de ello es que una vez Édgar Veytia en prisión, muchos ciudadanos empezaron a contar los tantos agravios de que fueron objeto y de los que, ha justificado Sandoval, no sabía.

“¡Ratero, ratero, ratero!”, fue el reclamo de muchos contra el gobernador cuando salió al balcón de Palacio de Gobierno, la noche del viernes 15, para dar el Grito por el aniversario de la Independencia de México.

Si bien Sandoval está a unas horas de terminar su periodo de seis años, realmente continuará presente por mucho tiempo porque nos falta conocer otra parte de su administración, algo a lo que está obligado a investigar el gobierno de Antonio Echevarría García: la corrupción. Irónicamente, la corrupción por la que Sandoval encubrió a su jefe de muchos años: Ney González Sánchez.

Cuando el jueves 14 el secretario de Obras Públicas (SOP) Gianni Ramírez compareció al Congreso del Estado, resultó evidente que los diputados, más allá de versiones que están en la opinión pública, no mostraron pruebas contundentes de corrupción en esa dependencia. Lo anterior resulta entendible porque los legisladores no son especialistas en el tema y no cuentan con la información detallada de las obras públicas, pero sí la tendrán los órganos técnicos de la SOP que inician funciones este martes 19. Ellos sí están obligados a denunciar si Gianni, Roberto, su sobrino Hugo Sánchez Sandoval, Veytia, y muchos más se enriquecieron desde la obra pública.

Y lo mismo deberá suceder en otras dependencias. Y es que las historias de despojo, de tortura, los gritos de “¡ratero, ratero!”, pronto podrían ser sustituidos por otros de mayor gravedad: ¿existió la desaparición de personas, decididas por funcionarios del gobierno?, ¿homicidios?. 

Hace seis años Roberto se enfureció cuando supo las tantas bases sindicales que entregó su antecesor Ney González a sus fieles. Y seis años después acreditó ser igual o más irresponsable con Nayarit, al sobrecargar la nómina con cientos de nuevas bases para los suyos, distribuidos en diversas dependencias.  

Como ya fue citado en este espacio hace unas semanas, en el caso de la Secretaría de Salud hay un daño sin nombre por parte del gobernador, por las tantas dificultades que enfrenta en carencia de medicamentos y, en cambio, se pretendió justificar una antigüedad mayor de seis meses para los nuevos basificados a fin de darles herramientas de defensa, en caso de que se les inicien procedimientos administrativos.

Una investigación detallada podría probar la participación de altos funcionarios en esa maquinación, lo que incluiría la falsificación de datos y, por tal, la existencia de delitos.

No. El gobierno de Roberto Sandoval no termina este lunes. Seguramente falta conocer lo peor.

 

 

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