* La historia de la abogada ha sacudido a propios y extraños; hoy lucha por la recaudación de fondos para ayudar a otras mujeres que enfrentan el cáncer.
Luego de tocar mil puertas, de ir de un oncólogo a otro por el cáncer de mama que enfrenta, Gladys Tiznado finalmente escuchó, en un hospital de la ciudad de México, que en caso de que resultara favorable a diversos estudios le sería aplicado el tratamiento conocido como Kadciyla.
Gladys había ido por él y, recuerda, le dijo al especialista: “le pido un favor: si el protocolo no es favorable…¡usted mienta!, invente algo, diga que sí lo es”.
El técnico debía hablarle de un largo documento sobre posibles reacciones y lo detuvo: “ni me lo lea; yo no me voy sin el Kadciyla”.
Gladys confía que si hubiera sido necesario se habría manifestado, sola y con una cartulina frente a Palacio Nacional, hasta ser escuchada por “La Gaviota” Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto.
Así, favorable al protocolo el 28 de febrero pasado empezó el tratamiento con un ingrediente extra: es una de las pocas mujeres en México aceptadas por la empresa Roche, que fabrica el medicamento, y cuyo costo, para ellas, es de cero pesos.
Cada tres semanas recibe la aplicación del Kadciyla y ello podría ser durante años.
Gladys Tiznado ha luchado contra el cáncer de mama y cada una de sus acciones ha merecido un reconocimiento social del que, acepta, no había tomado conciencia.
Por ejemplo, a la puerta de su casa han llegado personas con el único fin de platicar con ella, con un padecimiento similar o de un familiar. Intercambian opiniones y cuando menos intenta animarlas.
Considera que alguna misión debe tener para ayudar a otras personas. “Dios está conmigo, pero además tengo una familia que siempre está ahí, y tengo también un ejército de ángeles, que son mis amigas y mis amigos. No te imaginas lo que ayuda cuando alguien te da aliento, cuando alguien te escribe algo en redes sociales. A mí no me gusta que me vean como la pobre enferma, sino como alguien que quiere salir adelante”.
Añade, sin embargo, que las reacciones en el cuerpo son profundas.
“No te imaginas lo difícil que a veces es comer. El doctor y todos te dicen que debes comer, pero hay días que no se puede. Es algo muy triste. Hubo un día que dudé y pedí auxilio. Lloré mucho. Ya me estaba cansando. Después me sentí avergonzada con Dios, por dudar”.
Gladys Tiznado abre las puertas de su casa a este reportero. Carmen Nájera, amiga y prácticamente hermana, está presente. Ambas muestran lágrimas durante la narración.
Pero Gladys quiere que esa puerta que se abrió del Kadciyla pueda ser para otras mujeres, por lo que pidió a su doctor Jerónimo Rodríguez que valorara a otras nayaritas con cáncer de mama. Ahora, agrega, tres de ellas han sido aceptadas para recibir el tratamiento. “No es un favor lo que hago, es compartir”.
En su casa, en un anaquel metálico tiene medicamento que le llevan pacientes a quienes fue cambiado su tratamiento, o bien familiares de personas que murieron. Se trata de medicina que es útil a otras personas.
Creadoras de la asociación civil Guerreras Unidas Contra el Cáncer, distribuyen una pulsera de color rosa por la que pueden recibir donativos de 20 pesos o más.
Puntualiza que quien adquiera la pulsera puede estar seguro que cada peso será utilizado para ayudar a una enferma de cáncer. Se puede obtener contactándola a través de Facebook o en los números de celular 311-1392425, de Gladys, y 311-1229744, de Carmen Nájera. También con la doctora Conchita Cisneros, frente al hospital San Rafael en Tepic.
Pero dice que Guerreras Unidas quiere ir por mucho más: por nuevas políticas de los gobiernos para que se apoye a enfermos de cáncer, en especial a quienes no cuentan con ISSSTE o Seguro Social.
Gladys ha hecho público que le fue retirada la mama izquierda y tampoco usa peluca, pero ofrece su respeto a quien lo hace. Durante este octubre, el mes de lucha contra el cáncer de mama, ha decidido no usar sombrero, sino mostrar, dice, “mi pelona”.
Hace unos días en un centro comercial en Tepic, sintió risas hacia ella a manera de broma, por la ausencia de pelo.
“Yo no valgo por mi cabello o por mi bubis. Yo valgo por algo más. El cerebro y el corazón te mandan la orden, el mensaje: o soy feliz o elijo ser infeliz. O elijo vivir o elijo morir. Y yo quiero vivir”…
(Gladys y su hijo Corhuitt Sebastián)