* “Me caí cuando al bañarme me vi caer el pelo, cuando encontré mi pelo en la cama o cuando lo barrí…ahí me caí…”
* La abogada, nativa de Tecuala, lanza una alerta a todas las mujeres sobre la importancia de las revisiones médicas y la autoexploración.
El relato de la abogada Gladys Tiznado es una alerta a todas las mujeres. Un grito para prevenir el cáncer de mama; para no faltar a las revisiones médicas; para conocer la autoexploración; para luchar y aferrarse a la vida.
Originaria de Tecuala, orgullosa hija de Sofía Tiznado “La Chofiss” –nombre de su tienda de abarrotes-, Gladys Tiznado ha hecho público a través de redes sociales, en conferencias, el padecimiento que enfrenta para insistir en la importancia de las revisiones periódicas y sin falta.
Ha publicado fotografías en su espacio de Facebook, sonriente, en sesiones de quimioterapia. Pero ahora cuenta, además, algunos de los momentos más crudos que ha enfrentado en el último año.
Recuerda: confirmado el cáncer de mama en octubre del 2012, sólo quería hacerle una pregunta a su médico: “¿me voy a morir?”…
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Gladys se detiene en el fin de semana previo al siete de enero pasado, cuando fue operada y se le retiró la mama izquierda. Su hijo Corhuitt Sebastián –el nombre lo creó ella en honor a coras, huicholes, tepehuanos y Tecuala-, de siete años de edad, le había pedido días antes una cena romántica entre ambos. Ella se esmeró cuanto más pudo y por la noche se les unió su mamá Sofía.
Más tarde, antes de dormirse, el niño abrió lo que en realidad quería decirle: “¡yo no quiero que te mueras!. ¡Por favor, Dios, yo no quiero que mi mamá se convierta en una estrella!”…
El lunes, horas antes de la operación, llevó a su hijo a la escuela. Cuando regresó abrazó a su hermana Sandra y le dijo que si el problema era la mama izquierda, por ella que le quitaran las dos. Tenía que vivir por su hijo.
“Mi hermana Sandra es de esas personas en peligro de extinción. La quiero mucho; aquí estuvo viviendo un año, siempre pendiente de mi”.
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Gladys respeta a las mujeres que, enfermas, optan por no revelar al cáncer de mama que padecen.
“Yo no quería hacerlo sola, quiero que se sepa para que todas las mujeres se revisen periódicamente y no hagan confianza. Quiero que la carga se me haga más liviana. Ya tenía 14 años haciéndome estudios sin falta, porque mi mamá también lo sufrió. Que se sepa para que muchas mujeres aprovechen los programas que da el gobierno con exámenes gratuitos o busquen ayuda de asociaciones civiles, como una canadiense que viene a Bucerías todos los años”.
Además, afirma que ha sido bendecida: “tengo un compañero y una familia que me apoya, muchos amigos que hacen cadenas de oraciones, creo en Dios, tengo servicio en el ISSSTE”.
Dice que, irónicamente, la enfermedad le ha permitido lo que nunca antes: estar más tiempo en casa y con su hijo. “He trabajado desde niña, desde la época de la tienda de mi mamá”.
Pero Gladys también entiende a quienes por diversas circunstancias pierden la lucha. Y es que se convierte en una situación de examen tras examen, de ir y volver a ir a los hospitales.
Ha sido sometida a 30 sesiones de radiación y lleva 28 de quimioterapia, antes cada semana y ahora cada 21 días. Y aún faltan más. Y es un proceso doloroso.
Reflexiona:
“Aprendes a vivir distinto, a saber qué es lo realmente importante en la vida, te dejas de cosas banales, de la soberbia, de odios y rencores. Te gusta más la ecología, la paz. Hoy creo que está naciendo otra Gladys Tiznado”.
- ¿Qué no has contado hasta ahora?.
- Los días en que emocionalmente me caí. Siempre quería verme fuerte, decidida, ser un ejemplo. No me daba permiso ni para llorar. Pero me caí cuando al bañarme me vi caer el pelo, cuando encontré mi pelo en la cama o cuando lo barrí…ahí me caí…y mi hermana me animó: ‘que bueno que se te cae el pelo, es señal de que está haciendo efecto la quimioterapia’.
“Nunca he usado peluca. Debo aceptar el problema y buscar la solución con la ayuda de Dios. Dios ha sido determinante.
“Ahora he conocido a otras mujeres con cáncer de mama y les digo que cuando vayan a quimioterapia se pongan guapas, con ropa de colores fuertes, que no se rindan”.
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Nos sorprende el reloj que marca las 12:25 del mediodía. Llevamos hablando dos horas y media, sin movernos de nuestras sillas: ella junto a la mesa en la que ha desayunado nopales –después de ir a exámenes al ISSSTE- y este reportero al lado, apoyado en un pretil y bebiendo un capuchino que ella preparó.
Gladys dice que ahora sí tendría razón su compañero de la escuela, Emiliano Zapata Sandoval, que entonces le decía: ‘comes como las vacas, puras ramas’. Y es que en su cocina abundan los productos naturales.
Gladys Tiznado está escribiendo un libro que probablemente llevará de título ‘El cáncer y sus antojos’.
“Se te antoja que te animen, se te antoja no quedarte sola”.
Y se antoja vivir.
(Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)