Un distanciamiento necesario

* Hay muchas personas que esperan que Sheinbaum marque distancia lo más pronto posible de López Obrador, y que sus propuestas para conducir al país no sean radicales.

* (Se pide a medios de comunicación NO plagiar las notas de Relatos Nayarit, por mínima vergüenza)

 

La sombra del presidente Andrés Manuel López Obrador amenaza con perseguir a su sucesora Claudia Sheinbaum Pardo más allá del uno de octubre en que se producirá el relevo en la Presidencia de la República.

Hasta ahora, la presidenta electa se ha ajustado a decisiones de López Obrador, incluso en la designación de varios de quienes serán altos funcionarios o acompañándolo en giras por estados del país.

La doctora Sheinbaum también se ha sumado a la propuesta de reformas del presidente, prácticamente con similares palabras, lo que daría un giro total, por ejemplo al Poder Judicial Federal (PJF), al hacer a un lado la carrera judicial y, en su lugar, llevar la designación de magistrados y jueces federales mediante el voto popular, así como de ministros de la Suprema Corte, considerando que el Instituto Nacional Electoral (INE) ya resolvió que MORENA y sus partidos aliados PT y el Verde tengan la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, aunque falta conocer el fallo del Tribunal Electoral.

Puesto que MORENA y sus aliados gobiernan en la mayor parte del país, sería obvio que los futuros altos funcionarios del PJF tendrían simpatía con esas organizaciones políticas, cuando lo que debería prevalecer en que haya juzgadores imparciales, sin acercamiento con gobiernos o partidos, sino concentrados en ser más profesionales.

Hay, en efecto, muchísimas cosas que pueden mejorarse en el ámbito de la administración de justicia, como también en la procuración de la misma.

Bastaría citar la urgencia para que las defensorías públicas, en especial en los estados, sean fortalecidas en mayor número y con mejor salario puesto que en estos defensores recae un alto porcentaje de los procesos que llegan a los juzgados, donde generalmente los imputados son personas que no tienen dinero para pagar un abogado particular.

Quienes lean estas líneas pueden estar seguros que en el Centro Regional de Justicia Penal de Tepic los defensores públicos apenas se dan abasto por el cúmulo de audiencias que deben atender.

La reforma, como se plantea, de ir a votar por ministros, magistrados y jueces federales, tarde o temprano nos pegaría a todos sin excepción, incluso a quienes apoyan esa idea, porque en algún momento en nuestro quehacer diario necesitaremos el amparo de la justicia federal. En ese supuesto, mejor que sea con un profesional, con alguien que tenga carrera judicial, que no se deje influenciar, y no con quien haya sido impulsado por simpatías políticas.

Si hay funcionarios del PJF involucrados en actos de corrupción que se les sancione y lleve a juicio, quien sea y no sólo ahí, sino en el Poder Ejecutivo y el Legislativo, pero de eso a pretender hacer a un lado la carrera judicial es algo que nos impactaría como país.

En todo esto hay algo crucial y por eso hay que regresar al primer párrafo de este apunte: la intención de someter al Poder Judicial Federal o desaparecer a organismos autónomos como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) nació en el presidente López Obrador, quien simplemente no quiere contrapesos sino imponer y materializar sus ideas.

Cuando a la administración federal le queda algo más de un mes para terminar, se supondría que en estos días de transición ya sería momento de mayor brillo de la presidenta electa, pero no es así, sino que sigue ajustada en un plano inferior a lo que decide el presidente. Y es ahí donde la doctora Claudia Sheinbaum tendrá, quizás, uno de sus más grandes desafíos: cómo hacer para que López Obrador la deje gobernar. La tarea no le será fácil. El presidente pretenderá influir más allá del uno de octubre.

Hay muchas personas que esperan que Sheinbaum marque distancia lo más pronto posible de López Obrador, y que sus propuestas para conducir al país no sean radicales.

Con partidos de oposición débiles, sin liderazgos fuertes –más bien corruptos, como Alejandro Moreno “Alito”, del PRI, y grises como Marko Cortés, del PAN-, la administración de López Obrador no tuvo obstáculos suficientes para conseguir mucho de lo que se ha propuesto.

Esperar que dentro de MORENA y aliados surjan voces críticas al presidente no fue posible, con excepciones como la del ahora fallecido Porfirio Muñoz Ledo, que en reiteradas ocasiones advirtió el control de las instituciones que buscaba Andrés Manuel.

Ahora, como en los tiempos del viejo y dominante PRI, vemos que diputados, senadores, gobernadores de MORENA se alinean para apoyar a López Obrador, sea cual sea su iniciativa.

Los sin partido ni aspiraciones políticas esperarían una mayor fortaleza en las instituciones que permitan transitar con imparcialidad para un mejor país. Que esas instituciones no estén sometidas a la visión de una sola persona como está ocurriendo.

Claudia Sheinbaum Pardo estudió su carrera en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y obtuvo su licenciatura en física, cuenta con una maestría y doctorado, además de otros numerosos estudios. Es decir, se trata de una persona que se fue profesionalizando en la rama que le gusta, además de su carrera política.   

Finalmente, imagino aquellos momentos en que los mejores pilotos de grandes aviones estuvieron por primera vez en una cabina, siendo muy jóvenes, aprendiendo de pilotos con mayor edad y muchas horas de vuelo, atravesando turbulencias, en aterrizajes complicados, ganando experiencia.

Imposible esperar que a un piloto novato se le deje la responsabilidad de un avión con cientos de personas a bordo. La experiencia debe prevalecer, la carrera en el aire.

Así acá con el tema que ha ocupado al país en las últimas semanas: la carrera judicial debería continuar.

(Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)