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25
Mié, Dic

Ni una llamada

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* No puede ser que la campaña de cualquier candidato implemente llamadas a todas horas, y no la Secretaría de Salud respecto a enfermos de Covid-19 que cumplen cuarentena en casa.

 

El pasado mes de abril, este reportero contactó a una familia que vive en Sevilla, España, país sumergido entonces ante el Covid-19.

Uno de los datos revelados llamó la atención: la pandemia sorprendió a una de las hijas en Shangai, China, quien de inmediato fue ubicada por empleados de salud. La joven no tenía síntomas de la enfermedad.

Así narré en mi nota:

“Le entregaron dos termómetros y le exigieron que guardara cuarentena 15 días. Si desobedecía, podría ser encarcelada o, cuando menos, le retirarían la visa. Durante el día, un chino que medio hablaba inglés le llamaba a su celular cada dos horas para que le dijera su temperatura y cómo se sentía. En su departamento recibía comida...”

 

A cerca de un año de que México reportó el primer caso del coronavirus, mucho se ha criticado la falta de estrategia de las autoridades, además de la irresponsabilidad de individuos que no cumplen con medidas como usar cubrebocas, la sana distancia o el lavado constante de manos.

Por separado se contactó a tres personas que en distintos momentos han dado positivo al Covid-19 en Nayarit, que se hicieron la respectiva prueba, por lo que son parte del millón 771 mil 750 casos confirmados hasta este lunes, pero no necesitaron ingresar a hospital, sino que guardaron cuarentena en casa. La respuesta fue la misma: ningún empleado de la Secretaría de Salud federal o estatal les dio seguimiento. Ni una sola llamada para verificar su situación, el de cercanos, o bien insistirles en no salir de casa para romper la cadena de contagios.   

Lo anterior es una prueba mínima de esa pobre estrategia.

Resulta escandaloso que, por ejemplo, desde una campaña política de un candidato puedan hacer numerosas llamadas durante todo el día, mientras que la Secretaría de Salud no haya implementado un monitoreo de los enfermos oficialmente reconocidos de coronavirus.

Y si así sucede en ese campo, ya no digamos respecto a las medidas implementadas en otros países de hacer pruebas en círculos inmediatos de los casos positivos, para efectuar detecciones a tiempo.

Aquí, otra vez nada.

México se ha distinguido por no implementar pruebas masivas.

 

Con los hospitales desbordados por Covid-19, agotado el personal médico, desde hace meses dejamos de recibir noticias de compras de ventiladores para las situaciones graves y, por el contrario, sabemos de cómo escasea el oxígeno y las camas de internamiento.

La gente muere por falta de oxígeno. La angustia es extrema.

Las autoridades de Salud parecieran limitarse a contar todos los días el número de víctimas -150 mil 271 muertes reconocidas hasta este lunes 25-, a dejar que la lucha contra el Covid-19 sea individual y entre familias, y apostarle a que la disminución provenga de la aplicación de vacunas que, por si fuera poco, es lenta.

Como ya fue apuntado en este espacio anteriormente, si el ciudadano común se relaja, si incumple con las medidas, las autoridades no pueden incurrir en la misma práctica, sino imponerse.

 

El domingo 24, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que dio positivo al Covid-19. Esperemos su recuperación.

Con millones de fieles seguidores, cuánto daño le hace al país que López Obrador se haya mostrado en numerosos eventos sin cubrebocas, mientras otros funcionarios a su alrededor sí lo hacían, generando confusión, o aquella imagen en que se niega a usar gel antibacterial, o el apelar a estampas religiosas frente a la pandemia.

Cuánto daño que el responsable de conducir las acciones en el país, Hugo López-Gatell no haya un día corregido el actuar del presidente y, por el contrario, lo justifique siempre.

Sí, todos estamos expuestos a contraer el virus.

Sí, hay una irresponsabilidad de quien a pesar de esta crisis de salud continúa sin cuidarse a sí mismo y a los demás.

Pero, se insiste, urge una estrategia donde al menos alguien se comunique a la casa del enfermo para estar pendiente de su evolución. ¡Una llamada de teléfono!

No puede ser que la campaña de cualquier candidato  pueda implementar esas llamadas, incluso excesivas, y no la Secretaría de Salud.

* Se pide a medios de comunicación NO plagiar las notas de Relatos Nayarit. 

 

 

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