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Sáb, Abr

Madres de 2 niñas amparadas antes de nacer: “sí se puede hacer una familia entre personas del mismo sexo”

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* Paulina y Verónica esperan que su caso y el de sus hijas animen a otras personas “a ser felices con la pareja que elijan, sea hombre o sea mujer (…), hay que aceptarse uno mismo para ser feliz.”

 

Dos niñas, recién nacidas en Tepic, sentaron un precedente en muchos sentidos: un Juzgado de Distrito concedió una suspensión a su favor, estando aún en el vientre, para que, apenas nacieran, pudieran ser registradas por sus dos madres.

Es decir, en los hechos se trató de la concesión de un amparo antes del nacimiento, colocándose, por encima de todo, el derecho de las menores a la salud, la identidad. Una primera nota de este reportero en octubre pasado, dio un adelanto del caso durante el embarazo.

Pero si ya el registro de las niñas es histórico, no menos resulta el camino recorrido por sus madres Paulina y Verónica, nombres que no corresponden a la realidad del caso pero serán usados para guardar su identidad.

Y aquí habría que remontarse a los años de adolescencia, cuando, aún sin conocerse, tuvieron novios varones, pero posteriormente reconocieron que esa no era su preferencia.

“Llegó el momento que no me podía engañar, ni quería engañar a otra persona. Fue un proceso muy difícil, de aceptarse, pero hoy me siento feliz y con el valor para decirlo”, comenta Paulina.

Agrega que en sus familias, el matrimonio y ahora el nacimiento de las niñas han sido bien recibidos:

“Nos ha ido excelente, nos sentimos arropadas por nuestras familias, que son incluyentes. Hay un respeto total hacia nosotras y ya vinieron a conocer a nuestras hijas.”

Tan importante es la familia, que incluso la mamá de Paulina y otra familiar han vivido con ellas estas semanas, apoyándoles en el cuidado de las menores, a las que pudo conocer este reportero.

Paulina y Verónica se conocieron hace años y un tiempo después comenzaron a vivir en pareja. Cuando decidieron llegar al embarazo, plantearon su situación ante especialistas en un laboratorio que está fuera de Nayarit, consiguiéndolo al tercer intento como ellas lo propusieron:

Los óvulos de Paulina fueron fecundados con un donante hombre, anónimo, y una vez conseguido lo anterior se implantaron en Verónica, donde se desarrolló el embarazo.

La pareja, que vivía en unión libre, decidió casarse durante el embarazo, para facilitar el registro como hijas de ambas.

En esta parte, indican que hay un abogado que cobra importancia para que consiguieran la protección de la justicia federal a favor de las niñas: Alfonso Nambo Caldera, maestro de amparo de la escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), que estudió la situación y planteó el juicio ante el Juzgado de Distrito.

“Él nos ayudó mucho. Desde la parte legal, ha hecho muchas cosas por el respeto a los derechos humanos.”

De acuerdo con los apuntes de Paulina y Verónica, esperan que su caso y el de sus hijas animen a otras personas “a ser felices con la pareja que elijan, sea hombre o sea mujer. Sí se puede hacer una familia entre personas del mismo sexo. A nuestras hijas les estamos dando mucho amor y las educaremos con valores, con respeto a los adultos, a la familia, al medio ambiente, con tolerancia. Las vamos a educar con menos tablet y más juegos en el parque, queremos que ellas decidan lo que quieran ser.”

Paulina estuvo presente en la sala del hospital cuando nacieron sus hijas.

Coinciden que ellas, como pareja, son respetuosas de las decisiones de otras personas y eso mismo es lo que esperan recibir, porque con el nacimiento de las niñas no le hacen daño a nadie, aunque adelantan que irán preparándolas para que conforme crezcan reconozcan su situación.

“Nadie tendría que ofenderse, porque nosotras no nos metemos en las vidas de otras personas. Pero queremos que la sociedad, que va evolucionando, se abra más”, agrega Verónica, que ha estado menos tiempo con este reportero en razón del reciente parto y su proceso de recuperación.

Añade, dirigiéndose a las personas que pueden estar en la misma situación:

“Que no les asuste el qué dirán. Hay que hacer lo que a uno le guste, pero sin dañar a nadie. Hay que aceptarse uno mismo para ser feliz. Muchas veces la gente no se acepta por el rechazo que puede haber de otras gentes. Yo quería ser feliz y me acepté sin miedo al que dirán; es lo que vamos a transmitir a las niñas.”

Ambas coinciden que las políticas de educación deben ir encaminadas a una mayor inclusión, a no discriminar a nadie, y a ello debe sumarse la sociedad de manera natural.

Precisamente por lo anterior analizan si bautizarán a sus hijas bajo la Iglesia Católica, aunque si bien observan que hay una posición radical de algunos líderes religiosos, hay otros más abiertos e incluyentes.

De acuerdo con Paulina, sus hijas pueden estar llamadas no sólo a sentar el precedente de haber ganado el amparo antes de nacer, sino para que el  Congreso del Estado modifique el Código Civil que, a no ser por el amparo, les impedía el citado registro.

En las respectivas actas de nacimiento aparecen los nombres de las dos madres.

(La imagen no corresponde a este caso concreto)

 

 

 

 

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