* Un juicio por delito de secuestro, de debate entre la agencia ministerial y el defensor, o la intervención de un Tribunal de Enjuiciamiento, no es seguido por abogados ni siquiera como aprendizaje.
En el seguimiento de los juicios orales, es evidente que muchos abogados particulares no le dan la importancia debida, prácticamente sin acudir a las salas para observar el desarrollo de las audiencias, donde hay un aprendizaje diario.
Se plasma lo anterior porque, tal y como se ha ventilado en este espacio, durante la semana se efectuaron audiencias de un juicio por secuestro y ya para el miércoles, además de este reportero, apenas había tres personas entre el público. Los otros 16 lugares disponibles quedaron vacíos, así como unas 10 sillas extras colocadas porque, se suponía, habría muchos interesados.
Las asociaciones de abogados deberían animar a sus integrantes para que den seguimiento a estos asuntos, al menos como espectadores.
Por ejemplo, el miércoles se produjo un debate entre la agencia del Ministerio Público y la defensa particular –un abogado que proviene de otro Estado- en cuanto a un celular que fue utilizado por un familiar de la víctima durante las negociaciones con los secuestradores. El aparato, que se encontraba dentro de un sobre, fue maniobrado con guantes, cargado en un enchufe de la sala y luego llevado a una sala de testigos protegidos, donde permanecía el compareciente.
La representación de la Fiscalía General de Justicia solicitó que el celular fuera incorporado como “evidencia material”.
Para las partes en el juicio, en este sistema de justicia está prohibido distraerse.
- ¡Objeción!, esa información no fluyó –se escucha a una agente ministerial que reclama una pregunta del defensor-.
- Reformulo –acepta el litigante, que vuelve a insistir con otra forma de pregunta-.
- ¡Objeción!, pregunta ambigua.
- Reformulo.
El anterior ejemplo ilustra la atención a todo cuanto se dice puesto que, el testigo de la parte ministerial, no podría ser interrogado sobre aspectos no divulgados.
De hecho, más adelante a otro testigo, agente de investigación de la policía estatal, se le escapó referir un nombre de un testigo protegido e inmediatamente se le pidió que omitiera la identidad.
La destreza de la agencia ministerial o del defensor queda de manifiesto durante los interrogatorios a los testigos. Por ejemplo, si resulta que mencionan datos distintos a los citados en una primera declaración en la carpeta de investigación, van efectuando preguntas de lo que llaman una técnica “para superar contradicción”, lo cual, una vez aceptado por la jueza presidenta del Tribunal de Enjuiciamiento, Sandra Sánchez Covarrubias, es subrayado en el expediente y se lo llevan al testigo para que lo lea, ya sea para si mismo o en voz alta.
Otro ejercicio es el de “refresco de memoria”, en el que, nuevamente, el documento es revisado por el testigo.
Pero para llegar a lo anterior es necesario una técnica, una especie de acorralamiento al testigo, como el hecho de preguntarle sobre su primera declaración, si la firmó, si reconocería su firma, y una vez cumplida esa técnica se le pueden mostrar los documentos. Es el caso, por ejemplo, en que algún testigo pronuncia una fecha inexacta del ilícito, por lo cual, quien lo interroga debe aplicar una técnica para que se le permite leer la cita correcta.
Pero ha habido casos en que un juez niega esas diligencias porque quien la solicita desconoce la técnica y, por ello, se insiste, la importancia de que los abogados particulares asistan a las audiencias.
El miércoles y en varias ocasiones, antes de tomar alguna decisión, la jueza Sánchez Covarrubias realizó consultas con Marlén Gómez López y César Armando Ramírez Flores, quienes completan este Tribunal de Enjuiciamiento. Fue el caso, por ejemplo, en que por unanimidad decidieron declarar improcedente un recurso de revocación presentado por la agencia ministerial, luego de que se le negó que fueran mostradas fotos de un vehículo a un testigo.
El miércoles, dos de los asistentes a las salas fueron en calidad de testigos protegidos y únicamente se les identificó con unas letras. En ningún momento se les vio el rostro y permanecieron en una sala distinta, escuchándoseles mediante el uso de micrófono.
Curiosamente, puesto que todas las salas y otras áreas de testigos protegidos estaban ocupadas, al finalizar las intervenciones de esos testigos se tuvieron que realizar cortos recesos para que cruzaran por la sala y salieran del inmueble.
Abogados particulares menosprecian juicios orales; ni a ver audiencias se arriman
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