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Mié, Nov

Historias de horror cometidas desde Gobierno de Nayarit

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* En el Congreso del Estado, diputados escuchan el testimonio de hombres y mujeres que fueron torturados, despojados, humillados, amenazados. Y ahí son mencionados los nombres de Roberto Sandoval, Édgar Veytia, Carlos Saldate… 

 

Esta nota debe iniciar describiendo el impresionante perfil de la señora Yesenia que tiembla, que llora, que empuja valiente sus palabras para que no paren mientras cuenta el momento en que, estando en instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE), un comandante la lastimó grotesco diciéndole que le tomaría fotografías porque el fiscal ÉdgarVeytia quería conocerla. Ella suplicó: “¡no, no por favor, no lo haga!”. 

O bien cuando le avisaron que la revisarían en sus ropas y debajo de ellas.

Ella torturada psicológicamente, al mismo tiempo su esposo Gerardo Montoya Barajas era torturado en lo físico.

Esta nota puede continuar plasmando una fotografía grande, ampliada, que sostiene la señora Luz María Castellanos Vilchis y en la que aparece su hijo Eduardo Valencia Castellanos con impresionantes golpes en la cara, como si estuviera muerto. 

Lo que aquí se narra sigue con el señor José Cruz Corchado Partida, sentado en una silla de ruedas, que padece diabetes y trae un vendaje en el pie derecho: fue despojado por Veytia -y también vincula el nombre del gobernador Roberto Sandoval Castañeda-, de un extenso terreno cerca de plaza Forum. Si valía muchos millones, le dieron lo que quisieron. 

La información da paso a don Francisco Anguiano, un señor de lentes, que usa un sombrero pequeño y que cuenta ante el micrófono que era dueño de 68 hectáreas en el ejido La Resolana, municipio de Tepic, donde tenía sembrados árboles de limón y lichis. Pero un día prácticamente fue obligado a vender 50 hectáreas a un tal Daniel que después le confió: en realidad las hectáreas eran para el gobernador. Y si se habló de 50 hectáreas, se quedaron con las 68. Y si el acuerdo era un pago de seis millones de pesos, sólo le pagaron cuatro.

En la Sala de Comisiones del Congreso del Estado, diputados locales –no asistieron los del PRI- encabezados por el panista Leopoldo –“Polo”- Domínguez González, escucharon el testimonio en torno a 10 casos que dan cuenta de historias de abuso, de despojo, de tortura, y que parten del gobierno de Sandoval Castañeda.

La autollamada Comisión de la Verdad, que encabeza Rodrigo González Barrios, ha solicitado que el Congreso dé vida a una Comisión Especial que investigue esos atropellos. Que se proceda, que se castigue a los responsables.

El mismo González Barrios revela un dato que pega en la denunciada riqueza del gobernador Sandoval Castañeda: en el 2009, su hija Lidy Alejandra Sandoval López, de escasos 20 años, pagó en efectivo dos millones 850 mil pesos por una casa en Zapopan, Jalisco.

Por lo narrado este miércoles en el Congreso del Estado, trasmitidos los testimonios por televisores de circuito interno, parece estarse ante una situación profundamente grave que pronto alcanzará a muchos: magistrados, jueces, notarios públicos, políticos, numerosos prestanombres, empresarios, mandos de policía, abogados litigantes y más, mucho, mucho más.

Tal parece que, en una sociedad pequeña como la de Nayarit, la curación de estas heridas no será sencilla porque los nombres empiezan a brotar, entre ellos el de Carlos Saldate, candidato del PRI a la Presidencia Municipal de Tepic y ahora firme candidato, también, para ir a la cárcel.

LOS 10 CASOS

1.- Ricardo García Contreras es secretario de acuerdos adscrito a un juzgado de Acaponeta y describió que su problema inició por un litigio contra mandos del Poder Judicial por su aspiración para ser juez. 

Nunca se imaginó que, años más tarde, quedaría a merced del fiscal Veytia: fue detenido por su probable responsabilidad en un delito –que no precisó- y recluido en la penal de Tepic, en el área para enfermos mentales, por lo que creyó que sería asesinado. 

García Contreras se desistió de los recursos de amparo que tenía. Veytia así le echaba la mano a mandos del Poder Judicial. Les quitaba un problema.

En la Sala de Comisiones, Ricardo en lágrimas, fue transmitido un video –tomado, según el quejoso por Rafael Gamboa, ex director del penal- en el que se le ve humillado, disminuido en un sillón, comentando que el fiscal “quiere ayudarme y yo debo poner de mi parte, corregir mis actos (…), estoy contento por el trabajo que tengo (…), voy a desistirme de los juicios de amparo (…), el señor fiscal cree en mi inocencia y me va dar la oportunidad de integrarme a la sociedad”.

En la grabación se le ve firmar algunos documentos.

2.- Antonio Parra García cuenta que su familia ha sido dueña, por muchos años, de la bodega de semillas y cereales Mamá Coneja. Un día llegó a su negocio un sujeto que le habló de que, en realidad, el dueño era Hilario Ramírez Villanueva “Layín” -recientemente candidato a gobernador-, un hermano del cual cuenta con otra bodega y con el que un día, provocado, se lío a golpes.

Según Parra García, después resultó que aparecieron documentos notariales mediante los cuales la bodega tiene otro dueño. Gente armada empezó a merodear su casa. 

Temprana una mañana, un trabajador le avisó que no podía entrar a la bodega y que había sujetos con armas de fuego. Antonio Parra puso al tanto del asunto al gobernador y éste le asignó un abogado que lo acompañara a la Fiscalía, pero en breve no le hicieron caso. Lo despojaron de la bodega y de cuanto había adentro, de la cual, aseguró, continúa en posesión “Layín” a través de un familiar.

Añadió que si algo le sucede, culpa de ello a Hilario Ramírez.

3.- Luz María Navarro Zamorano es hija de quienes desde 1950 fundaron la tlapalería y papelería El Águila. Su mamá murió el año pasado casi a los 100 años y, según denunció, extrañamente apareció como heredero el notario Arturo Luna, que ni siquiera es familiar. 

Su mamá, que supuestamente heredó al notario, tenía casi 90 años cuando hizo el testamento.

“Es imposible que haya sucedido eso”.

4.- Al señor José Cruz Corchado Partida le secuestraron un hijo y Édgar Veytia le hablaba por teléfono a su casa. Lo invitaba a platicar, pero prefirió no ir. Sin embargo, un día agentes de la Policía Nayarit fueron por él: “te ocupa el jefe”, le dijeron.

Veytia quería comprarle un extenso terreno a un costado de Forum, donde años antes hubo una ordeña. Sin embargo, Corchado ya tenía un compromiso de venta con unas personas de origen estadounidense.  Le contestó Veytia: “no hay problema, yo me arreglo con ellos”.

El testigo describe que en una ocasión el fiscal recibió una llamada y puso el altavoz: era el gobernador que preguntaba: “¿ya te arreglaste con el amigo?, si no, enciérralo unos días para que afloje”.

Corchado no se les escaparía: Veytia le dijo que le pagaría 13 millones de pesos, pero siete de ellos serían para el ejido Los Fresnos, a lo que se opuso porque los ejidatarios ya no tenían que ver en el asunto.

Al final, a Corchado le fueron entregados un millón de pesos y dos casas, una en el fraccionamiento Las Brisas –que ya vendió para salir de diversas deudas- y otra en la colonia Lázaro Cárdenas, cuyo origen es incierto. Cree que posiblemente se las quitaron a otras gentes.

Ante los legisladores, el quejoso estimó que sus tierras tenían un valor catastral de 30 millones de pesos, pero no tenía escapatoria: el fiscal solía poner su pistola frente a él, en el escritorio.

5.- Gerardo Montoya vendía un terreno en las calles Proyecto y San Luis y un día lo contactó Carlos Saldate. Programaron una cita y se encontraron en el restaurante Vips. De dos millones de pesos iniciales, aceptó un millón 800 mil, de los cuales le pagó un millón 136 mil pesos a través de un cheque y el resto sería una combi de servicio público de la ruta Tepic-Camichín de Jauja.

“Hermanito”, lo empezó a llamar Saldate en tono amistoso. Le dijo que el fiscal era su compadre, para lo que se ofreciera, y un día aceptó ir a la oficina de Veytia para que le echara la mano, porque había unas órdenes de aprehensión que no se ejecutaban contra personas que le debían dinero.

Aproximadamente un mes después, al salir del restaurante La Picantería, en Ciudad del Valle, fue interceptado cerca de la avenida Insurgentes mientras manejaba una camioneta acompañado de su esposa Yesenia. Eran cuatro camionetas con policías estatales. “¡El patrón quiere verte!”, le dijo un comandante, que tomó el volante y manejó hacia la Fiscalía.

Ya en la FGE, la pareja fue separada.

Gerardo Montoya era golpeado en la cabeza, en la cara y le decían que su vida estaba en sus manos, que cooperara con ellos, pero no le indicaban detalles de qué querían.

Recordó que a los minutos le subió la presión y fue un médico a revisarlo. Una vez estabilizado, lo llevaron a una oficina con una mesa larga donde esperó la llegada del fiscal que, al verlo, empezó a caminar alrededor de él. Lo acompañaban unos 10 policías.

Finalmente le dijo: quería un millón de pesos.

- ¡Pero yo no tengo ese dinero!. 

Pero cada vez que Gerardo hablaba, los policías lo golpeaban: “¡al patrón no le contestes!”.

Veytia le dio hasta las 11 de la noche para llevarle el millón de pesos.

Momentos después, pudo hablar con su esposa y le pidió que buscara a Saldate, pero resulta que éste ya andaba por ahí, por lo que Montoya no tiene duda: Saldate fue parte del plan, él sabía el reciente pago que le hizo de más de un millón de pesos y simplemente querían recuperar ese dinero. 

Pero Saldate quiso aparentar que era el salvador de su tragedia.

Por la noche, su esposa Yesenia fue llevada a su domicilio para recoger las escrituras de una casa en Nuevo Vallarta, finca de la que Veytia sabía porque en una ocasión, inocentemente, el mismo Gerardo se la ofreció por si quería irse a descansar unos días.

Despojado de la casa, Gerardo firmó una denuncia en la que aceptaba que, machete en mano, se había resistido a una revisión de la policía.

Antes de retirarse de la Fiscalía, Gerardo fue llevado nuevamente a la oficina del fiscal: ‘¡mira hijo de la chingada, si usted dice algo, es hombre muerto!’. 

Montoya agrega, llorando: “me tuve que callar, aguantar este dolor. Varias veces caí al hospital”.

Recuerda que el día que supo de la detención de Veytia sintió alegría, mucha alegría.

Indicó también que, vía mensajes, puso al tanto de lo sucedido al gobernador y éste lo canalizó con Luis Apaseo y con la ex diputada Candi Yescas, ahora presidenta municipal electa de San Blas. No pasó nada.

Sentada a su lado, su esposa Yesenia es todo corazón: su cara tiembla, su voz trastabilla, sus lágrimas deberían enmarcarse como ejemplo de que esto no puede repetirse jamás.  

Contó haber vivido un día de mucho miedo, dolor, tristeza, un día en que ella y su esposo se volvieron nada.

- ¡Cállese! –le exigía un comandante, cuando le preguntaba si tenían una orden de presentación contra ellos-.

- ¿Por qué nos llevan?. 

- ¡Cállese, ahora vamos con el jefe!. 

- ¿Quién es su jefe?.

- El licenciado Veytia. 

Ya en la Fiscalía los separaron. Un comandante sacó su celular para fotografiarla: “el jefe quiere conocerte”.

Y recuerda que ella, llorando, suplicó: “¡no, no por favor, no lo hagas!”. Y el comandante no la fotografió.

Yesenia dijo ser cristiana. Habló de Dios y aquel día se puso en manos de él.

Le inventaban cualquier versión para justificar que se quedarían con la camioneta, con la intención de irla mermando.

Mientras la señora Yesenia hablaba ante los diputados, llorando, la mano de su esposo, o de otra testigo a su lado, la sobaban, la animaban, la respaldaban.

Contó que un momento especialmente doloroso fue cuando le pidieron ingresar a un cuarto porque sería revisada en sus ropas y debajo de estas. Fue llamada una mujer policía para cumplir con la tarea:

- ¡No, no lo hagas, somos inocentes!.

- Ya lo sé, pero son órdenes del jefe.

Aquella noche terrible, de regreso en su casa, dijo que imploró al poder Dios y pidió, también, que un día Veytia pagara lo que les había hecho.

6.- Luz María Castellanos y su esposo Eduardo Valencia son padres de Eduardo Valencia Castellanos, que continúa luchando por su vida.

A finales de marzo reciente, en el interior de la cárcel de Bucerías, fue golpeado salvajemente y prácticamente abandonado como muerto, por dos reos que después fueron cambiados de prisión y resulta que escaparon.

En realidad, explica la señora Luz María, el fiscal, en complicidad con otros sujetos, pretendía quedarse con el complejo de condominios Acqua Desarrollos, en Bahía de Banderas, del que es dueño su hijo y que tendría valor de unos 80 millones de dólares.

Castellanos retrató que su hijo siempre estuvo dispuesto a negociar cualquier problema con algún inquilino, y les contó haber sido citado varias veces por Veytia, que le ponía una pistola en el escritorio, frente a él, y le exigía: “¡cuando te hable, me volteas a ver!”.

En ese ambiente, narraron que incluso ellos, con domicilio en otro estado, empezaron a recibir amenazas en su casa, por lo que tuvieron que mudarse, venderla. 

Un día, estando en Miami, Estados Unidos, Eduardo fue avisado: ya no era dueño de Acqua Desarrollos y se dejó venir, buscando abogados del Distrito Federal.

El 28 de noviembre del 2013, fue detenido y recluido en la penal de Tepic, en el área para enfermos mentales.

Luz María buscó al gobernador, al presidente del Tribunal Superior Pedro Antonio Enríquez. Temía que mataran a su hijo. Eduardo no firmó ningún documento para ceder su propiedad. Dijo a sus padres que no quería un México de cobardes. 

Por aparente mediación de Sandoval Castañeda, fue trasladado a la cárcel de Bucerías. Y allá se produjo la agresión.

- Su hijo está en la cárcel por hocicón –le dijo un día el fiscal-.

Eduardo continúa hospitalizado, vigentes procesos penales en su contra, y ha sido operado varias veces, de la cadera, la nariz, el maxilar. Ocupa una operación en el pómulo, pero es de alto riesgo y debería efectuarse en Estados Unidos.

Luz María suplicó a los diputados que su hijo, de 46 años, no sea ingresado jamás a la penal de Tepic porque ahí lo matarían.

El señor Eduardo Valencia agregó que reciente la golpiza a su hijo, un comandante de la policía estatal intentó trasladarlo a Tepic pero él se opuso y le advirtió: harían responsable al Gobierno de Nayarit de lo que ocurriera.

7.- Vianey Angélica Pulido es defensora pública del Gobierno del Estado. Habló de las penurias que enfrentan diariamente. Aunque son profesionistas, muchos de ellos con base sindical, apenas alcanzan el nivel dos, aunque les correspondería el siete.

Vianey solicitó a los legisladores estar pendientes de su situación laboral.

8.- Julia Bizarrón Ramírez trabaja en la Secretaría de Salud. Es una de las tantas enfermeras “suplentes” que tienen años en esa condición, enfrentando un continuo retraso en el pago, y viendo cómo son basificadas personas sin antigüedad alguna en la institución.

Solicitó que todo ello sea investigado. Que se les haga justicia.

9.- Ricardo García Gamboa contó que su familia es dueña del salón de fiestas Cristal. En una ocasión, rentado el inmueble para un evento, extrañamente se efectuó un operativo de la Policía Nayarit y resultó que habían encontrado droga, pero le pareció raro que los trabajadores del lugar hubieran sido detenidos, uno de los cuales, por teléfono, le pidió que fuera a la Fiscalía.

La fiesta habría sido parte del plan.

Consultó el asunto con un abogado y promovieron un amparo. Posteriormente vieron al fiscal y se enteró que otra persona se ostentaba como dueña del lugar. Le respondió: “no, la dueña es mi mamá”. En 1981sus padres compraron esa propiedad.

Veytia le dijo que entregaría Cristal a quien acreditara la propiedad, para lo cual Ricardo no tuvo ningún problema. Por la tarde regresó a la Fiscalía con sus documentos, pero ya no fue recibido. Cristal les había sido arrebatado. 

“¡Hay una ambición desmedida, no tienen un límite!”, resume.

García Gamboa señala que es mentira cuando el gobernador dice que no sabía las acciones del fiscal, porque él lo puso al tanto de su problema, lo mismo que uno de sus cuñados.

Dice que vive “con tristeza, coraje, desilusión, impotencia”. 

Añadió que, coincidentemente, este miércoles su mamá fue citada a la Fiscalía.

Sobre Édgar Veytia resume: “el apodo del Diablo le queda pequeñito”.

10.- El señor Francisco Anguiano habla de sus 68 hectáreas en La Resolana, sembradas de limón y lichis, y del acercamiento que tuvo con él un tal Daniel. Quería comprarle 50 hectáreas, pero don Francisco no quería vender.

Daniel le explicó que querían unir su parcela con otra propiedad vecina porque no tenía acceso a una carretera, a lo que le respondió que no había problema, que incluso él les regalaba lo que ocuparan para que pudieran conectarse, pero que no vendía.

¿Pero cómo de que no?.

Si supuestamente aceptó la venta de 50 hectáreas, terminaron por quedarse con las 68 y que en realidad, le dijo Daniel, son del gobernador. Y si le pagarían seis millones de pesos, sólo le entregaron cuatro.

“Trabajamos en el campo y nos quitan lo de nosotros (…), en ese tiempo no se podía hacer nada (…), ahí plantó todo de mango, Sandoval”.

Recordó que cuando le entregaron el dinero, por miedo ya ni quería contarlo: “así está bien, así está bien”.

Finalmente, Rodrigo González Barrios recordó en la sala legislativa la denuncia interpuesta en la Procuraduría General de la República (PGR) en contra del gobernador, por el probable delito de enriquecimiento ilícito.

En ese entorno, explicó que en noviembre del 2009, una joven estudiante de nombre Lidy Alejandra Sandoval López pagó en efectivo dos millones 850 mil pesos por una casa de 204 cuatro metros cuadrados ubicada en Zapopan, Jalisco.

La muchacha sería la hija de Roberto Sandoval, que en ese tiempo era presidente municipal de Tepic. 

Los diputados asistentes en la Sala de Comisiones se comprometieron a respaldar a los agraviados.

(La señora Luz María con la imagen de su hijo. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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