* Mario Hernández, vendedor de carnitas, supuestamente estuvo en un mismo día en un Liverpool de Cancún, Quintana Roo, y en el de Forum Tepic. Con un pagaré falso le achacaban una deuda de 280 mil pesos.
Cuando la noche del miércoles 14 de octubre la señora Zayra Ocampo Montoya empezó a leer una nota de este reportero, relacionada con evidencias sobre cómo la tienda Liverpool en Forum Tepic había intentado de manera sucia y a través de un pagaré, cobrarle 173 mil 500 pesos a un cliente, pensó que se trataba de la historia padecida en su familia.
Zayra le habló a su esposo Mario Hernández León y a su hija Casandra y juntos leyeron la información; la historia contada era prácticamente idéntica e, incluso, con apenas dos números de diferencia en los expedientes mercantiles: 593/2014 el ventilado en la nota y del Juzgado Segundo Mercantil, y 591/2014 el de ellos en el Juzgado Tercero.
A raíz de ello decidieron contar a Relatos Nayarit su pesadilla que, dicen, les ha afectado económica y emocionalmente por parte de una empresa que creían era seria.
“¿POR QUÉ A NOSOTROS?”
La familia Hernández Ocampo se dedica a la venta de carnitas que preparan en un cazuelón.
El 12 de julio del 2012, Mario Hernández compró un reloj en una tienda Liverpool de Cancún, Quintana Roo, según lo acreditó con la respectiva nota que en su oportunidad anexó al expediente.
Y es que jamás se imaginó que para junio del 2014, los abogados Malcom y Francisco Javier Herrera Nava, así como César Antonio Silva Hernández, con el carácter de “endosatarios en procuración de la empresa Distribuidora Liverpool S.A de C.V.” presentaron una demanda en su contra, narrando que el 12 de julio del 2012, “en la ciudad de Tepic, Nayarit, el señor Mario Hernández León suscribió a favor de nuestra representada un título de crédito de los denominados pagaré valioso por la cantidad de $280,792.68 (doscientos ochenta mil setecientos noventa y dos pesos 68/100 moneda nacional)”.
Mario Hernández desconoció inmediatamente el pagaré. Era imposible que un mismo día haya estado en Liverpool de Forum Tepic, si al que acudió fue al de Cancún.
Ni que tuviera avión particular.
Pero unos meses después y producto de errores en la defensa, los Hernández Ocampo se encontraron afuera de su casa en la colonia Jardines del Valle, en Tepic, a un grupo de policías que acompañaban a un funcionario ejecutor del Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Se les dijo que el asunto estaba concluido y se procedería al embargo. Fue un shock del que apenas pudieron reaccionar.
Mario, Zayra y Casandra recuerdan que para entonces ya se había producido una campaña de difamación contra ellos, puesto que muchas veces encontraron papeles afuera de su casa o alrededor de su negocio tachándolos de drogueros, de rateros.
“Era muy desgastante andar quitando todo eso que ponían, ¿por qué nos hacían eso?, ¿por qué nos escogieron a nosotros?, yo creo que ellos querían nuestra casa”, se pregunta y se responde Zayra Ocampo. Una de sus hijas, de 17 años y con embarazo, igualmente sufría el estrés.
Casandra Hernández agrega que los abogados de Liverpool la presionaban para que al menos se cubriera una parte del pagaré.
“¿Por qué les iba a pagar si no les debía?”, insiste Mario Hernández.
Durante la citada diligencia judicial, les fue embargada una camioneta Ram y Mario se comprometió a pagar 100 mil pesos en unos días, pero en lugar de ello decidió presentar una denuncia penal en la Fiscalía General del Estado (FGE) y solicitar los servicios del abogado Jorge Javier Vargas López.
Mario estaba seguro que habían falsificado su firma y que se encuadraban más delitos. Según explica, la FGE solicitó a Liverpool que presentara su estado de cuenta para acreditar que efectivamente debía los 280 mil pesos, pero no hubo respuesta.
De igual forma, Mireya Sandoval González, apoderada legal de Liverpool, fue llamada a la Fiscalía General.
Tal y como se indicó en Relatos Nayarit a mediados de octubre, en el TSJ ya se había alertado de irregulares demandas mercantiles de Liverpool mediante pagarés, por lo que el caso de Mario Hernández lo confirmaba.
Zayra Ocampo recuerda haberse entrevistado con un funcionario del Poder Judicial que habló por teléfono con un juez mercantil y le dijo, a propósito de la importante suma demandada: “oye güey, si Mario es taquero, no ministro”.
Ocampo Montoya menciona que hubo momentos en que la presión se presentó de distintos frentes, incluidos peritos oficiales que solicitaban importantes sumas de dinero que se negaron a darles.
“Este caso nos trajo muchos gastos, mucho estrés, nos afectó económica y emocionalmente. En muchos meses me sentía intranquila de llegar a nuestro negocio porque temía ver más papeles difamándonos, donde nos decían rateros, o volver a la casa y encontrarlos allá pegados en los postes o en las casas de los vecinos. Liverpool no nos regresó lo que gastamos y todavía debemos algunos préstamos que conseguimos”.
Añade que en aquellos días realizó muchas llamadas a las oficinas centrales de Liverpool para denunciar el abuso que se estaba cometiendo. “¡Les grité, les reclamé que habíamos sido clientes de ellos más de 10 años y que nunca les quedamos mal. ¿Qué tipo de licenciados tienen?!”.
Finalmente, unas semanas después de iniciar los trámites en la Fiscalía General, el abogado Vargas López le pidió a Mario Hernández que retirara la denuncia. El asunto había finalizado. Liverpool hizo lo propio: no reclamaría peso alguno.
Incluso, Mireya Sandoval anexó una solicitud al Juzgado Mercantil:
“…me permito desistirme de la acción presentada dentro del actual juicio por así convenir a mis intereses; en lo concerniente únicamente al documento fundatorio de la acción exhibido en la causa de mérito. Del mismo modo solicito tenga a bien devolver el documento base de la acción, a la parte demandada”.
La camioneta Ram le fue devuelta a Mario.
Y así, sin un mínimo disculpen, dejaron de molestarlos.
“El abogado Vargas y la Fiscalía hicieron su trabajo, pero esperábamos que Liverpool nos reparara el daño que nos causó la demanda”.
La familia Hernández Ocampo cuenta esta mala experiencia con Liverpool, principalmente para que los clientes tengan todo el cuidado en las compras que realizan.
Zayra finaliza:
“Se lo juro que yo quería que esto se publicara cuando nos pasó. Nada más el licenciado Vargas lo hizo, pero otros no quisieron”.
E insiste con una pregunta:
“¿Por qué nos escogieron a nosotros?”…
(Mario, Zayra y Casandra. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)