El sargento segundo de infantería del Ejército Mexicano, Iván Cataño Sifuentes acepta todo: los homicidios de su esposa Yunnuel Ivonne Anzate Aguiar y de su tío y compadre José Luis Cataño Durán, porque presuntamente sostenían una relación sentimental.
La noche del 29 de marzo los mató y les prendió fuego, al igual que un vehículo Honda, en el municipio de Acaponeta.
En los últimos días, tras conocerse públicamente el caso, el sargento Iván ha externado que no quiso mentir y por el contrario ha manifestado sentirse en paz consigo mismo.
Incluso, durante una diligencia judicial Iván bromeó con una mujer ahí presente, pidiéndole que “cuando tenga novio no le ponga el cuerno, ya ve como reacciona uno”.
La detención del sargento segundo habría sido en el 86 Batallón de Infantería en Acaponeta, el sábado 30 de marzo al presentarse a trabajar. Horas antes habían sido encontrados los cadáveres, calcinados, y entre ellos al parecer una cadena con una placa con su nombre, arrancada durante el forcejeo con Yunnuel.
La tarde anterior –contó el sargento- la oyó decir que mataría a José Luis porque la tenía embrujada y le pidió le consiguiera un cúter. Pero Iván sospechaba que quizás era a él a quien matarían…y se les adelantó.
Un familiar de Yunnuel les prestó un vehículo marca Honda y él, sin que su esposa se enterara, ocultó una pistola entre el asiento posterior. Se dirigieron a una gasolinera y desde ahí –según el plan- Yunnuel se comunicó por teléfono con José Luis, lo invitó a unírseles y éste le habría pedido que ella lo recogiera. Iván aceptó, pero en el ínter llenó un galón con gasolina.
Minutos después, los tres se dirigieron a Casas Coloradas, donde vive Martín Armando Cataño Hernández, propietario de una llantera y también tío del sargento. En el trayecto se detuvieron en un depósito de cerveza. Yunnuel bajó a comprarla.
En ese momento, Iván comentó a José Luis que ya no quería a su mujer y pensaba dejarla, a lo que el otro le habría contestado: “viejas hay muchas, pero amigos, tíos y compadres, pocos”…
LIBRES HERMANO Y TÍO
Los agarró la noche en Casas Coloradas. Martín Armando realizó la revisión de llantas y debido a la insistencia de Iván los acompañó, ocupando el asiento de copiloto mientras la pareja la parte de atrás. Iván le pidió a José Luis que manejara porque ya había bebido varias cervezas.
Por la carretera, el sargento sugirió a José Luis que redujera la velocidad. Ya tenía la pistola en sus manos. Entonces le disparó a la cabeza y el carro, sin control, se habría impactado a la orilla de la carretera.
Martín Armando habría contado que sólo escuchó un disparo y tan pronto como se detuvo el carro echó a correr. Después oyó más balazos.
Según el sargento, no tenía previsto matar a Yunnuel pero le pareció extraño que se haya puesto histérica, reclamándole, cuando horas antes planearon la muerte de José Luis. Y también la mató. En la refriega habría sido arrancada su cadena. Después echó gasolina a los cadáveres y les prendió fuego.
El sargento Iván habría dado alcance a su tío Martín Armando, que también llegó a temer por su vida. Llamó por celular a su hermano William, que después fue a recogerlos. Iván indicó haber quemado sus ropas llenas de sangre, descansó unas horas y durante la mañana del sábado 30 se presentó al 86 Batallón de Infantería.
Su captura fue boletinada un día después por la Fiscalía General del Estado.
Mientras a Iván se le dictó formal prisión, su hermano William y su tío Martín Armando obtuvieron auto de libertad por falta de elementos para procesar. A William se le pretendió achacar que quiso ayudarle a huir, mientras que Martín Armando por no denunciar inmediatamente lo ocurrido, aunque argumentó que tenía miedo.
El sargento Iván ha indicado que no quiso mentir sobre lo ocurrido. Una frase de “lo volvería a hacer” habría sido externada en el área de prácticas judiciales.
Iván y Yunnuel procrearon tres hijos, pequeños aún.