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Lun, Nov

Imelda y Carla bajo la lluvia, como un encanto

Especial
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* “Hay muy poca gente como ellas, que no se rinden”, comenta un hombre que les ha comprado las galletas que ellas cocinan.

 

Imelda Vázquez Soto y Carla Cristóbal Medeles aparecen bajo la lluvia. Delgadas, avanzan tomadas del brazo como buenas amigas, apoyándose una en la otra y cada cual con un bastón para guiar sus pasos.

En la mano izquierda, Carla lleva consigo un recipiente de plástico con galletas de vainilla y de coco que ellas cocinan. El grito de “¡galletas de coco!” parece como un canto bajo la lluvia. Un canto de muchachas.

Imelda y Carla envían como un mensaje a decenas o cientos que al mediodía de este martes se protegen de la lluvia alrededor de la plaza Principal de Tepic. Los ojos de todos caen sobre ellas. 

Pese al mal tiempo, salieron de su casa a trabajar, no a pedir, no a estirar la mano. Ambas con un padecimiento de ceguera, no llevan paraguas. Les estorbaría para avanzar, coinciden. Se mojan.

Imelda tiene 26 años y Carla 20. “Hay muy poca gente como ellas, que trabajan, que no se rinden”, indica un señor de algunos 70 años que les ha comprado tres paquetes de galletas.

En lo general, responde Imelda, hay más cultura de la ciudadanía hacia un débil visual, aunque de vez en cuando se topan con gente que se desespera con ellas.

Cuentan que alrededor de las seis de la mañana empiezan a preparar las galletas o el pan de plátano o de elote, en un domicilio de la colonia Moctezuma donde viven. Y más tarde salen a vender, trasladándose en camiones de servicio público.

Imelda y Carla dan cátedra de conocer el centro de Tepic. En Los Portales, a unos metros de un negocio de venta de periódicos y revistas, buscan y encuentran a otro muchacho que tiene rato ahí parado. También es ciego y sostiene un bote  esperando alguna moneda. Platican unos 10 minutos, animados. 

Él se queda y ellas siguen. Avanzan por otros lugares, ofreciendo las galletas. Y al rato se les ve junto al mercado Juan Escutia, deteniéndose brevemente para volver a reincorporarse al trabajo, pese a la lluvia que continúa.

 

(Imelda y Carla bajo la lluvia. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)

 

 

 

 

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