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La matona: la parte que falta contar

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* El papá de María Guadalupe Muñoz, presunta homicida de una joven embarazada, resultó pieza fundamental en su detención. 

* Una valiente trabajadora social del Hospital General siguió a Muñoz durante un rato, sin saber a lo que se exponía. 

 

Minutos después de las 10 de la mañana del jueves 21 de agosto, policías municipales estuvieron a punto de ingresar a la casa en renta de María Guadalupe Muñoz Rodríguez pero esta los retuvo con una mentira: las llaves las dejó adentro, les dijo, y recién acababa de cerrar, tras un aborto mientras se bañaba.

Dos paramédicos de Protección Civil estatal se concentraron en atender a una pequeñita que María Guadalupe cargaba en brazos y que se creyó entonces que era su hija. Apenas le avisaron la muerte de la niña, la mujer estalló en -aparente- crisis y fue llevada al Hospital General junto a la niña. Los policías no insistieron en su intento por entrar a la casa, en la calle Gorrión de la colonia El Palomar. 

Ya en el hospital, personal médico confirmó el deceso de la niña, ante lo que María Guadalupe inició un escándalo, repitiendo que ahí se la habían matado. Tampoco se dejó revisar como se lo sugirieron los médicos y prefirió salir a toda prisa del nosocomio. Un agente de seguridad privada intentó detenerla pero la mujer manoteó con él. 

Preocupada por la situación de María Guadalupe, una trabajadora social del hospital la siguió, sin imaginar que a quien perseguía era una asesina y no a una mujer con reciente aborto.  

María Guadalupe subió a un taxi y la trabajadora social la siguió en otro. A la altura del bulevar Tepic-Xalisco, la valiente empleada hospitalaria exigió al taxista que detuviera la marcha, pero María Guadalupe descendió rápidamente y se internó en la colonia Caja del Agua. Ya no la alcanzó. 

María Guadalupe sabía que si era revisada por médicos de inmediato se sabría que no había abortado, que la niña no era de ella.

Minutos después se encontraría en el parque La Loma con su papá Humberto Muñoz Pérez, a quien llamó por celular y el que a la postre resultaría una pieza clave en la captura de su hija. La llevó con un médico particular y este sugirió revisarla después de que ella se bañara. Traía sangre en sus ropas. El papá también creyó en la versión del aborto.

María Guadalupe tuvo tiempo para regresar a la casa de la calle Gorrión, se bañó e incluso acudió a la primaria Ramón Corona en la colonia Santa Fe, para recoger a dos de sus tres hijos al salir de clases. Quería que mucha gente la viera.

Después habría llevado a los niños con la abuela paterna de estos, en Guadalajara, y se regresó a Tepic de raite, en un tráiler, y horas más tarde de la misma manera arribó a Mazatlán, Sinaloa. 

Hasta la tarde del sábado 23, María Guadalupe le habló por celular a su papá: le encargó a sus hijos y le dijo que no se preocupara por ella, que estaría bien. Horas después, el señor Humberto Muñoz se presentó en la Fiscalía General del Estado (FGE) y la reportó como desaparecida.

*

Para entonces crecía la angustia familiar y social respecto al paradero de Nadia Catalina Arvizu Ávila, la joven con embarazo de ocho meses y desaparecida el jueves 21 tras llevar a su pequeño hijo a la escuela Ramón Corona.

En la FGE ya conocían la identidad de María Guadalupe, relacionada con la bebé, pero nadie imaginaba la vinculación con Nadia Catalina, entonces desaparecida. De hecho, al mediodía del mismo jueves 21 un agente del Ministerio Público se presentó a la casa de la colonia El Palomar para dar fe ministerial en la averiguación previa que se inició por el asunto de la niña. Desde afuera todo parecía normal y no se consideró necesario obtener una orden de cateo para ingresar. Fue un lamentable error.

Se conoce que unos días después hubo fuertes recriminaciones entre quienes participaron en la investigación, sobre todo por haber decidido no ingresar a la casa el mismo jueves.

Y es que en los primeros minutos del lunes 25 de agosto, el señor Humberto Muñoz se presentó nuevamente a la Fiscalía General para reportar un dato: horas antes su hija le avisaba que se entregaría a la policía, por un asunto delicado, pero le pidió que primero fuera él a limpiar la casa en la calle Gorrión. Humberto le respondió que no quería más problemas para la familia, y es que ella anteriormente estuvo en prisión. “¿Hay algo ahí, verdad?”, le habría preguntado.

En los primeros minutos de ese lunes, Humberto Muñoz avisó el asunto en la Fiscalía y pidió ser acompañado a la casa de la calle Gorrión. Así, un Ministerio Público, policías y peritos ingresaron a la citada casa y encontraron el cuerpo de Nadia Catalina. Era de ella la bebé.

María Guadalupe fue detenida horas más tarde. La FGE citó que la captura se produjo “este lunes en la zona limítrofe de Nayarit y Sinaloa (Acaponeta), tras un cerco de seguridad implementado para su búsqueda y localización”.

La mujer ha justificado que había hecho creer a su pareja que estaba embarazada –aunque no le es posible por una operación- y quería conseguir un niño antes de que él regresara de un viaje, puesto que es chofer de tráiler.

Nadia no era su objetivo, ha dicho, sino que simplemente la encontró esa mañana en la escuela Ramón Corona y la convenció para que la acompañara a su casa, ofreciéndole ropa para la bebé que esperaba. 

Y entonces le dio muerte. 

OTRO HOMICIDIO Y OTRA MUJER DETENIDA

En un caso distinto, la Fiscalía General presentará acusación en contra de la señora Marisol Villafana Licón, de 52 años, como presunta responsable del homicidio de su pareja David Zepeda Rodríguez, cuyo cuerpo fue encontrado la semana pasada en una colonia por la salida de Tepic a Bellavista, arrancadas las piernas.

La mujer ha narrado que David la golpeaba constantemente y que le insinuaba que mantendría relaciones íntimas con su hija –hijastra de él-, una niña de 10 años.

Según la acusada, para dominar a David puso gotas para dormir al agua fresca de guanábana que él consumió, y después lo golpeó en la cabeza con un martillo. Para asegurarse de su muerte, le colocó una bolsa de plástico en la cabeza. Su hija no se dio cuenta puesto que dormía.

Antes del amanecer siguiente, le cortó las piernas con un machete para poderlo subir a un triciclo y luego abandonó el cadáver.

“Me quité un peso de encima, me siento bien. Él me obligó a llegar a esto”. 

Marisol indicó que creía que no sería detenida, “pero no hay crimen perfecto. Pero era él o yo”…

Ha citado que las mujeres deben fijarse bien a qué tipo de hombre meten a su casa, refiriéndose a divorciadas o viudas como fue su caso. 

(María Guadalupe. Foto: Fiscalía General)

 

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