* Se les vino un problema a empresas constructoras, que no cuentan para pagar el concreto o el diésel de la maquinaria, o que despidieron a una parte de los trabajadores.
En la construcción del bulevar Bellavista, por la salida de Tepic rumbo al citado pueblo, hay un problema evidente: apenas se ven dos máquinas pesadas trabajando, mientras que la mayoría está parada, como si estuvieran abandonadas.
Hay tramos largos donde no se ve a un solo trabajador.
E igual, espacios listos para la colocación del concreto, pero éste ha escaseado. Y también sucede con las góndolas que retiran el material de desecho, que brillan por su ausencia.
“Aquí, o falta el diésel para mover las máquinas, o cuando hay diésel no vienen las góndolas, o falta el concreto. Así no avanzamos”, comenta un trabajador.
Si antes estaba asignado un topógrafo a cada uno de los cuatro tramos en que se dividió la construcción del bulevar, ahora sólo hay uno para toda la obra, porque los demás renunciaron por la falta de pago.
“Uno de los topógrafos se fue con todo su trabajo y se tuvo que volver a hacer; las constructoras han cortado a mucho personal, peones sí hay pero ya no tantos albañiles”. Y ahí se ven muchos registros sin terminar afuera de casas y negocios, tapados con llantas viejas o pedazos de madera.
En una tienda de venta de pinturas, el encargado lamentó la lentitud con que avanza el bulevar, por la disminución de sus ventas.
Por separado, los trabajadores cuestionados reclamaron que si inicialmente les era pagada a 50 pesos la hora extra, generalmente por trabajar el domingo, se les rebajó a 25 pesos por hora, igual que una jornada normal de lunes a sábado.
“Aquí trabajamos de ocho a seis de la tarde; nos dan una hora para comer, por lo que entonces les estamos regalando una hora diaria que no nos pagan”.
Cuatro de los trabajadores citaron que, en distinta fecha se presentaron a clínicas del Seguro Social por situaciones de salud, percatándose que no estaban inscritos como se les dijo al ser contratados.
“En las obras se trabaja con riesgo, nos ha tocado estar cuando se ponen los tubos grandes y a profundidad de varios metros, por lo que hay peligro de derrumbe. Ojalá el Seguro Social revise que no estamos dados de alta”, sugiere uno de los cuestionados.
Quienes durante la jornada tienen que introducirse a drenajes de aguas negras, o el retiro de lodo de tumbos grandes, no cuentan con botas o guantes u otros artículos necesarios.
Frente a la colonia Reforma -o mejor conocida como Taberna- inicia el primer tramo, que correspondería a la empresa Odisea Chiapas, y en el que se ve el mayor avance de los cuatro. El segundo sería de Edificaciones y Desarrollo Sustentable, también con un avance posiblemente del 50 por ciento, mientras que en los últimos dos los trabajos han sido menores y, de hecho, se conoce que en el último, antes de llegar a una gasolinería, se está enfrentando un problema de topografía.
El retraso durante la construcción está impactando a varias colonias de la zona norte de Tepic, lo mismo que habitantes de los poblados que circulan por esa vía.
Más allá de versiones oficiales o de fuentes que reclaman al Ayuntamiento de Tepic como responsable de la construcción del bulevar, los datos recogidos describen que el problema podría tener su origen en una mala inversión del anticipo que se dio a las compañías al iniciar los trabajos, es decir, no se tuvo el avance que correspondía, por lo que después se habría pretendido acceder a más recursos, no aceptados por el municipio en tanto no haya muestra de que hay una nivelación entre la obra y los montos.
“Tenemos tramos listos para colar, pero no hay dinero para pagar el concreto”, señalan otros trabajadores.
De acuerdo con las versiones obtenidas, el problema con las constructoras ha impactado lo mismo al más humilde peón que a operadores, topógrafos e ingenieros, que han disminuido sus ingresos o han sido despedidos o bien renunciaron.
“La principal afectación es en las horas extras y en la falta de equipo para trabajar; botas, guantes, cascos. Como todos, estamos aquí por necesidad”, señaló finalmente uno de los trabajadores.
(Fotos: Oscar Verdín/relatosnayarit)