* Seguramente hay en Nayarit muchas historias que no se han contado en torno al fiscal, por simple miedo, pero que a partir de hoy han empezado a brotar.
Cuando la mañana de este miércoles 29 de marzo del 2017 nos despertamos con la noticia de la detención del fiscal General de Justicia Édgar Veytia, en Nayarit empezó a escribirse su leyenda, sea negra o sea blanca.
Hay en el fiscal, ahora preso en Estados Unidos por presuntos delitos de narcotráfico, como dos personajes en uno: el que se cuajó la imagen de hacer que disminuyeran las matanzas de los años 2010 y 2011 con que terminó el gobierno de Ney González Sánchez –a quien investigó por actos de corrupción y al que encubrió-, y el que, después, se formó una imagen de más que temido y lesionó no sólo a los malos, sino también a muchos buenos.
Parecía que el primer Veytia no pudo controlar al segundo Veytia.
Seguramente hay en Nayarit muchas historias que no se han contado en torno al fiscal, por simple miedo, pero que a partir de hoy han empezado a brotar.
Ser el fiscal se convirtió en poco para él, y con frecuencia el gobernador y compadre Roberto Sandoval Castañeda quedaba en segundo plano.
Veytia se hacía de tareas como el de confrontar al Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Estado y Municipios (SUTSEM) y a su dirigente Águeda Galicia Jiménez, armando estrategias con otros trabajadores o impulsando la creación de otro sindicato.
O en obra pública o en cuestiones electorales o combatiendo a rivales políticos.
Él disminuyó como no se había visto en décadas la llamada autonomía del Poder Judicial del Estado; llegó a hablarles fuerte a magistrados y a jueces, y que le temían. En muchos casos simplemente decidía quién se quedaba en la cárcel y quién no. Es de sobra conocido que ordenó libertades sin que lo supieran los jueces que llevaban los asuntos. Y ahí después parchaban los expedientes, alterando fechas para aparentar toda legalidad. Es algo que debería avergonzar a varios de este Poder Judicial.
De lo que sucedía ahí detrás de la puerta de su oficina empezará a contarse poco a poco.
Se habla que convirtió asuntos civiles en procesos penales, el terreno que él dominaba.
Si se ha informado que, según autoridades de Estados Unidos el fiscal era apodado “Diablo”, “Eepp” o “Lic. Veytia”, por alguna razón, aquí, muchos de quienes tenían trato con él acuñaron la frase de “me mandó llamar el jefe” o “voy con el jefe”.
La detención del fiscal mereció una conferencia de prensa minutos antes de las nueve de la mañana, encabezada por el gobernador, el magistrado presidente del Poder Judicial Pedro Antonio Enríquez Soto, y el diputado presidente del Congreso del Estado Jorge Humberto Segura López.
Sandoval llevaba una chamarra y pantalón en tono oscuro y camisa blanca. Explicó que no contestaría preguntas puesto que hasta ese momento desconocía detalles de la situación de Veytia.
Básicamente señaló que su gobierno apoyaría la investigación que realice el Gobierno Federal y el de Estados Unidos, pero que no dejaría que se pierda la seguridad en los meses que restan de su administración. Se comprometió para que Nayarit siga siendo uno de los estados más seguros del país, con transparencia y legalidad. “Es una noticia que no esperábamos”, y añadió que no podía asegurarse que el fiscal sea culpable.
Sandoval hizo un llamado a “mantenernos de pie” para que el estado continúe en “el camino de la paz”, y no dar cabida a la impunidad y la corrupción.
Anunció que Carlos Alberto Rodríguez Valdés, mejor conocido como “Wili”, se haría cargo del despacho de la Fiscalía General del Estado. Rodríguez es uno de los secretarios más cercanos que tenía el fiscal.
Concluida la postura del gobernador en un salón de “Casa Nayarit” en la colonia San Juan, se retiró acompañado de Enríquez y Segura. Caminaron en dirección a la casa por un andador entre el pasto de la finca. Cruzaron bajo largos cables de luces de navidad, y se detuvieron al subir por una escalera para intercambiar unas palabras. A unos metros de ellos estaban dos mujeres, que se frenaron para no escucharles. La sensación era de pesar. Una sensación de luto.
La captura del hombre fuerte del sexenio se presenta en momentos en que el gobierno de Roberto Sandoval llega a sus últimos meses y a poco más de dos meses de la elección.
Por ahora el asunto no sólo es Veytia, sino si por ahí están guardados más escándalos: si en la mira del gobierno del Estados Unidos, o del Gobierno Federal hay más funcionarios estatales, empresarios, notarios públicos, magistrados, prestanombres y demás, involucrados en muchas propiedades y millones de dólares. Es decir, si esto se convierte en una avalancha que arroje pus.
Muchos personajes pasaron por su oficina. No pocos le deben altos cargos.
Impulsado por Sandoval como notario público, no se sabe mucho de sus orígenes, que lo ubican en Mexicali, Tijuana o San Diego en Estados Unidos, donde el lunes fue aprehendido.
Se conoce que muy joven acudía al Instituto Tecnológico de Tepic por el noviazgo con una muchacha que estudiaba ingeniería civil. Pronto se casaron y se hizo yerno de Alicia Monroy, actual presidenta municipal de Compostela.
El fiscal Édgar Veytia repetía una frase que ahora resulta irónica: “Nayarit no es tierra fértil para la delincuencia”.
Hay, se insiste, diversos ángulos para hablar del fiscal: del primer Veytia y del segundo Veytia.
Y ahora, detenido, los medios de comunicación no escapamos al evidente reclamo de muchos porque posiblemente no se contó lo que debía contarse; porque se hizo como que no se sabía lo que muchos hablaban. Ahí estuvieron muchos ciudadanos, agazapados y desconfiando de los medios tradicionales, esperando su oportunidad de salir y de contar, de ir narrando sus crudas historias. Las redes sociales ya dan cuenta de ello.
Édgar Veytia no relegaba funciones y hoy deben estar sufriendo muchos a quienes acostumbró a recibir órdenes. A que él lo resolvía todo.
Este día Veytia ha estado en boca de muchos habitantes del estado y hay de todo: los que hablan bien de él, y muchos otros que hablan mal, muy mal.
Posiblemente así se escriben las leyendas. Negras o blancas. Al fin leyendas.