* Juan Francisco Medellín explica que por indicación médica aumentó el consumo de dos a ocho tazas diarias.
A sus 70 años de edad, Juan Francisco Medellín Villasana echa por tierra el sentir de la mayoría de que el café quita el sueño.
No hay día, mientras el Congreso del Estado esté abierto al público, en que no acuda entre la mañana y el mediodía. Ahí laboró hace años y ahí va, a esas horas, por su segundo o tercer café de la jornada. Es común vérsele en la entrada principal.
Medellín Villasana cuenta que hace muchos años padeció por la formación de una piedra en el riñón, por lo que, después de un tratamiento médico y de que pudo arrojarla, el doctor le sugirió que si gustaba del consumo del café lo hiciera “en cantidades industriales”, porque es diurético y favorece la orina.
Así, lo que eran dos tazas se transformaron en unas ocho que consume todos los días.
“Lo puedo tomar en la noche o en la madrugada y no tengo problemas para dormir. Mucha gente me dice que tiene prohibido tomar café y menos en la tarde o en la noche porque se les va el sueño”.
Y él, por el contrario, está incómodo si no lo consume.
(Medellín con su café. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)