* Recuerdo haber visto al legendario pitcher con su uniforme y cachucha, saliendo por una puerta y caminando sin dejar de sonreír mientras estiraba la mano lanzadora para saludarnos brevemente, sin detenerse.
En mi adolescencia de 1983 tuve con breve saludo con Fernando “El Toro” Valenzuela Anguamea, pitcher estelar de Los Dodgers de Los Ángeles y quien falleció este martes 22, a 10 días de cumplir 64 años.
Transcurría el verano y estuve unas semanas en casa de mi hermano mayor José, en el estado de California, y junto a su familia fuimos al Dodger Stadium para presenciar un partido en que lanzaría el admirado zurdo nacido el uno de noviembre de 1960 en Etchohuaquila, municipio de Navojoa, Sonora.
Se vivía entonces la Fernandomanía, un fenómeno social que pocas personas pueden lograr y que, pienso, se produjo no sólo por la calidad profesional del “Toro” Valenzuela, sino por su naturalidad de caer bien a las personas, del esfuerzo de venir desde abajo y nunca perder piso, de su figura con sobrepeso y de su estilo único de mirar al cielo antes de lanzar la pelota con el brazo izquierdo.
En la época que aquí describo Valenzuela ya había ganado el trofeo Cy Young como mejor pitcher y el de Novato del Año, único beisbolista en lograrlo hasta ahora.
Aquella tarde de 1983 llegamos temprano al estadio, nos tocó ver la práctica de calentamiento de los jugadores y el intercambio de guante que aceptó un beisbolista con un aficionado, cuando éste se lo pidió desde las gradas.
También eran regalados calcetines de Los Dodgers a niños menores de 12 años.
En algún momento supimos que Fernando Valenzuela pasaría por un pasillo –de hecho fue el único jugador- antes de salir al terreno de juego. Llegué a ese sitio y a unos 30 jóvenes se nos permitió quedarnos detrás de una banda de plástico de seguridad.
Efectivamente, recuerdo haber visto al legendario pitcher con su uniforme y cachucha saliendo por una puerta y caminando sin dejar de sonreír mientras estiraba la mano lanzadora para saludarnos brevemente, sin detenerse.
A 41 años de distancia mantengo vivo su saludo en mi mano izquierda.
Esta mañana de 23 de octubre encontré una fotografía que tomó mi hermano de aquel partido, pero no recuerdo contra quién jugaron Los Dodgers, tampoco si cuando “El Toro” fue sustituido por otro pitcher iba ganando, pero estoy seguro que los jugadores de Los Ángeles perdieron el encuentro.
Otra cosa que me quedó grabada fue un jonrón y por un momento haber perdido de vista la pelota, cayendo segundos después a unos metros de nosotros.
De acuerdo con notas periodísticas, el tercer partido de la Serie Mundial de 1981 entre Dodgers contra Yankees de Nueva York fue ganado por el mexicano y lo catapultó y, a la postre, Los Ángeles se alzaron con el campeonato.
El año pasado Los Dodgers retiraron el número 34 en honor a Valenzuela y nadie más podrá usarlo en el equipo.
Coincidentemente, este viernes 25 inicia la Serie Mundial 2024 entre Dodgers y Yankees. Sobra añadir quien quiero que gane.
Como lo escribí líneas arriba, este fenómeno de la Fernandomanía la consiguen muy pocas personas y siempre de manera natural, sin proponérselo.
Fernando Valenzuela Anguamea es una de ellas.
Que descanse en paz el gran “Toro” Valenzuela.
(La foto de 1983; este reportero en el estadio de Los Dodgers)
En tiempos de la Fernandomanía, un saludo con el gran ídolo
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