Un apunte: la diferenciación de clientes bancarios llega a ser cruel

* Todas las sucursales deberían tener un sistema para que el cliente cuente con el respectivo turno en que será atendido.

 

Con los años, las sucursales bancarias han ido adaptando su sistema de atención al público con base en un número o una combinación de números y letras que arroja una máquina en el acceso al establecimiento.

El método al menos hace disminuir la diferencia en la prontitud con que se atiende a los visitantes, pero también evidencia, por ejemplo, que cuando se tiene cuenta con el respectivo banco puede ser más rápida la atención y ni qué decir en los casos que hay una buena cantidad de ahorros, pues permite acceder a alguna tarjeta que agiliza el poder llegar a un cajero o un ejecutivo bancario.

Así, es un hecho que cuando una tarjeta es pasada por una máquina del acceso al banco, la persona que la porta será atendida antes que quienes llegaron con anticipación pero no cuentan con ese plástico o simplemente la olvidaron.

Hasta ahí el asunto todavía es tolerable. Hay que esperar el correspondiente turno que aparecerá en pantalla.

Sin embargo, aún quedan algunas sucursales que tienen un método obsoleto, en las que se hace fila dependiendo de si tienes o no cuenta con el banco y de qué tipo es.

En estos casos resulta molesto que sea un trabajador de caja quien decida atender a alguien que arribó mucho tiempo después que otros que siguen de pie. O que avancen dos o tres de fila premier por uno de la fila de pobres.

La diferenciación puede llegar a ser cruel, por lo que, se insiste, todas las sucursales deberían tener un sistema para que el cliente cuente en sus manos con el respectivo turno en que será atendido.