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Jue, Abr

Más vale ir apelando: que secretarios de SEDENA y SEMAR no se rindan a ideas dictatoriales

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* La Suprema Corte está ante un asunto de resistencia histórica frente al atropellamiento que pretende el presidente López Obrador.

 

Bastaron unos días para que el presidente Andrés Manuel López Obrador concretara, primero el jueves 15 con MORENA y sus aliados en el Senado de la República, y luego este viernes 23 en la Cámara de Diputados, una violación a la Constitución para ampliar dos años el periodo del ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Con la justificación de que no se trata de una reelección, sino de ampliar la permanencia de Zaldívar, López Obrador hace pedazos la separación de poderes, los contrapesos, e intenta poner bajo sus órdenes a la cabeza del Poder Judicial, y a la vista de todos.

Transcurrida una semana de críticas por su silencio, este viernes el ministro Zaldívar emitió un comunicado para deslindarse de lo que inició en el Senado. Y aclaró:

“Ejerceré el cargo de Presidente de la SCJN y del CJF por el periodo por el cual fui electo por mis pares y estaré a la determinación de la SCJN respecto del precepto en cuestión. Reitero que seguiré cumpliendo con mi compromiso con la justicia que he defendido durante toda mi trayectoria. Es a través de las sentencias como las personas juzgadoras debemos y esperamos ser evaluadas.

“Asimismo, seguiré defendiendo la independencia y autonomía del PJF y de todas las juzgadoras y juzgadores federales tanto de críticas del Poder formal como de los poderes fácticos.”

Dado que el asunto ya pasó por el Senado y la Cámara, se prevé que en algún momento llegue a la propia Suprema Corte; es decir, no hay nada seguro a pesar del comunicado del ministro, que en el mismo añadió:

“Por respeto al procedimiento legislativo que se encontraba en curso, no emití pronunciamiento personal al respecto. Ahora que la aprobación de las leyes reglamentarias ha terminado, estaré atento, primero, a su publicación y después a cualquier acción legal que se llegara a presentar ante la SCJN, órgano que, en su caso, deberá analizar y resolver cualquier cuestión de inconstitucionalidad.”

El último cedazo, pues, será la Suprema Corte. Y quién sabe que pueda ocurrir.

 

El actuar del presidente para doblegar al Poder Judicial adelanta el peligro que ello significa: tan sólo este miércoles, en su conferencia “mañanera” se lanzó contra el juez de Distrito Juan Pablo Gómez Fierro, porque ha concedido suspensiones provisionales de amparo en asuntos de interés nacional que frenan iniciativas del gobierno.

Es decir, si como se sabe, López Obrador tiene poderoso dominio en el Senado y la Cámara, nada más le falta someter al Poder Judicial.

Una parte del artículo 97 de la Constitución precisa:

“Cada cuatro años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el cual no podrá ser reelecto para el periodo inmediato posterior.”

Esas pocas líneas no dejan duda: se viola la Constitución si Arturo Zaldívar se quedara un día más del periodo por el que fue designado presidente y, además, es el Pleno de ministros a quien corresponde elegir a su presidente, a nadie más.

La Suprema Corte estará más que ante un asunto legal, de resistencia histórica frente al atropellamiento que pretende el presidente López Obrador.

En el caso particular de Zaldívar, tiene dos posibilidades: negarse al sometimiento como parece anunciarlo en el comunicado, o, por el contrario, si más adelante es doblegado, pasar a la historia como un ministro sin dignidad ni calidad moral para resolver cualquier asunto.

 

El presidente López Obrador ha repetido que se irá cuando concluya su mandato en el 2024, sin embargo, como se anotó en este espacio el viernes 16, lo de Zaldívar podría ser un primer ensayo para buscar seguir de largo en la Presidencia de la República.

Por eso, más vale ir apelando a que los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), el General Luis Cresencio Sandoval González, y de la Secretaría de Marina (SEMAR), el Almirante José Rafael Ojeda Durán, así como otros altos mandos de ambas dependencias armadas, en ningún momento sucumban ante las ideas de dictador del presidente.

Que antes de ser leales a López Obrador, lo sean del país.

Hasta ahora, el caso Arturo Zaldívar parece estar bajo escrutinio de un sector de la población, pero quién sabe qué pasaría si el presidente pretende llegar más lejos.

(En la imagen, el general y el almirante)

* Se pide a medios de comunicación NO plagiar las notas de Relatos Nayarit.

 

 

 

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