* La víctima recordó que un día pidió a sus captores que lo comunicaran con su familia para saber de su hija, puesto que ella lo acompañaba cuando ocurrió el plagio.
La narración de aquellos días dramáticos, de secuestro, entra a terrenos difíciles de contar, hasta que la voz del hombre de plano se detiene. No puede seguir. Y se le oye llorar.
Desde una sala de testigos protegidos, omitida su identidad y mencionado únicamente con dos letras, la víctima de secuestro describía el cautiverio cuando recordó que a uno de los individuos que lo vigilaba le pidió que le permitiera comunicarse con su familia para saber cómo y dónde estaba su pequeña hija, puesto que la niña lo acompañaba cuando se produjo la violenta privación ilegal de la libertad.
Pero la petición no fue concedida.
Las últimas palabras de la víctima se escucharon a empujones, llorando, y después se detuvo, como si la voz también hubiera sido plagiada. Luego, un asesor que lo acompañaba se aproximó al micrófono y pidió unos momentos para poder continuar la audiencia.
Acá, en la Sala 3 de juicio oral en Tepic, la presidenta del Tribunal de Enjuiciamiento, la jueza Sandra Sánchez Covarrubias concedió un receso de cinco minutos.
La mención de la pequeña fue especialmente emotiva en la voz de su papá. Aquella noche cuando se lo llevaron un grupo de hombres con armas de fuego y máscaras espantosas, tuvo el suficiente aliento para pedir que a la niña no le hicieran daño, lo que fue respetado.
Y así, este lunes inició el que parece será un juicio oral nada sencillo, por un delito de secuestro ocurrido el año pasado en Tepic.
Precisamente la versión del agraviado fue uno de los datos ofrecidos por la Fiscalía General del Estado (FGE).
La víctima contó desde los primeros golpes cuando el grupo de sujetos lo interceptó a bordo de dos carros y lo obligaron a subir a uno de ellos, o de los días en que lo mantuvieron entre el monte y ahí intentó escapar, pero fue alcanzado y ello le valió golpes en la cabeza con una pistola que le provocaron sangrado. Después fue llevado a una casa.
Recordó que casi siempre estuvo atado de pies y manos con cinta canela y tapados los ojos, citando igualmente que la tarde del operativo de policías estatales, mientras los secuestradores huían, él empezó a gritar: “¡auxilio, auxilio, me tienen secuestrado!”, pero luego tuvo miedo de que los recién llegados fueran parte de la misma banda.
- No te preocupes, sí somos policías –le aclaró un agente, al mismo tiempo que lo liberaban-.
Además de Sánchez Covarrubias, el Tribunal de Enjuiciamiento lo completan los jueces Marlén Gómez López y César Armando Ramírez Flores.
Se estima que el juicio podría durar al menos dos semanas puesto que se anunciaron hasta 40 testigos, varios de los cuales, por la naturaleza del asunto, permanecerán en una sala de testigos protegidos y sólo serán citados con unas letras, no por su nombre real.
Cabe señalar que el citado operativo de la policía arrojó la detención de uno de los secuestradores cuya tarea era vigilar a la víctima, mismo que incluso ya está condenado y fue él el primer testigo del caso. La situación es que el juicio en el expediente 1258/2016 se sigue contra un individuo que meses después del plagio fue aprehendido mediante una orden judicial. Es decir, en consideración de la Fiscalía, ambos serían cómplices del ilícito.
Sin embargo, si se suponía que durante la audiencia el ahora sentenciado identificaría al imputado como otro de los integrantes de la banda, dijo no conocerlo, y que si anteriormente hizo alusión a su persona fue porque lo presionaron.
Durante la audiencia, a la que asistieron más de 20 personas, en su mayoría jóvenes estudiantes, se percibía una sensación sorda. La Fiscalía pretendía demostrar que el hoy condenado fue amenazado en el interior de la penal para exonerar al otro detenido, e incluso hizo referencia a una denuncia que presentó respecto a ello, mientras que la defensa particular se valió de esa circunstancia para intentar favorecer a su cliente.
En el primer día quedó claro que el juicio no será precisamente sencillo. Los tres jueces continuamente realizaron consultas entre si, antes de anunciar alguna decisión.
(La imagen no corresponde al caso aquí narrado)
Hombre secuestrado habla con especial emoción de su pequeña hija
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