Sidebar

18
Sáb, May

Fátima y Ernesto, universitarios con ceguera: “la gente nos debe tratar de iguales, ¡somos iguales!”

Noticias
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

* “La sociedad debe aprender a conocernos, sobre todo de que no exista esa distinción entre ‘personas normales’, entre comillas, y discapacitados. Que exista entendimiento, que sepan que lo podemos hacer”.

 

Fátima Sandoval Milla tiene 20 años y está terminando el segundo año de Psicología en la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN). Por su parte, Ernesto Francisco Armenta, también de 20 años, concluye el tercer año de Derecho. Se llevan unos meses.

Fátima se visualiza como psicóloga clínica, ya sea en un consultorio propio o en un hospital. En cambio, a Ernesto le gustaría enfocarse en derecho informático.

Ambos jóvenes, que se conocen desde niños, enfrentan un padecimiento de ceguera, en el caso de Ernesto total mientras que Fátima puede percibir sombras. Este lunes coincidieron en la biblioteca magna de la UAN a propósito del reequipamiento del aula Tiflotécnica, precisamente para apoyar no sólo a estudiantes universitarios con ceguera, sino a todas las personas que se encuentran en esa situación. 

Ahora, la citada aula cuenta con más equipo de cómputo con adaptaciones especiales, impresoras con el sistema Braille, así como un aparato que facilita la lectura de personas con vista daltónica, cientos de nuevos libros, entre otros.

Experto en el manejo de los aparatos, Ernesto Francisco –Francisco es su primer apellido y explica, sonriendo, que toda la vida ha tenido que aclararlo- ofreció una exhibición ante el rector Jorge Ignacio Peña González, el dirigente estudiantil Aarón Noel Verduzco Beltrán y funcionarios universitarios presentes. 

Minutos más tarde ofrecieron sus comentarios a este reportero. 

Por ejemplo, Fátima advierte sobre los prejuicios de mucha gente:

“Los estereotipos. Nos dicen: ‘tú eres una persona con discapacidad, no puedes trabajar, no puedes tener una vida plena, no tienes derechos’. No están acostumbrados a ver una persona en silla de ruedas trabajando, a una persona ciega caminando por la calle. Son cuestiones contra las que uno tiene que luchar y decir: ‘¿sabes qué?, estás equivocado’. En mi experiencia, eso me ha sucedido mucho”.

Y sobre ello, abunda Ernesto:

“Toda persona con discapacidad tiene obstáculos, siempre hemos tenido que luchar con gente hostil que nos ha tachado de tontos, que nos dice que no podemos, que nos marginan o con la falta de material para nosotros. Pero también es una experiencia satisfactoria porque con una persona que sepa de nosotros, ya es un logro importantísimo porque esa persona le va decir a otra y se forma una cadenita.

“Actualmente, con el uso de Internet, las redes sociales, se ha dado más auge en que las personas sin discapacidad puedan acceder a lo que nosotros hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos; antes no era así, teníamos que ir a la escuela y ver si nos podían aceptar porque muchas veces fuimos rechazados, principalmente en primaria, en secundaria ya no. Era de cómo le hacemos. Pienso que más bien era el miedo porque no se sabe cómo trabajar.

“Lo que sí es que actualmente, en la preparatoria y en la Universidad hemos tenido un trato excelente; ni un maestro ha dicho no. Ha sido muy satisfactorio”.

- ¿Fátima, cuál es tu día a día en la Universidad?.

- Yo todavía no me animo a moverme sola, estoy en ese proceso. La Universidad todavía tiene muchos obstáculos de movilidad para personas con discapacidad visual. Hay espacios que no cuentan con la infraestructura adecuada para nosotros, por ejemplo las rampas están muy lejos entre una y otra o hay escalones muy grandes. Y pues sí, como que da un poquito de pendiente por no poderte orientar. 

“A mi me trae mi papá a la Universidad, mi mamá a veces, o si no, también entre compañeros. En lo que es mi edificio y mi aula, yo aprendí a desenvolverme bien, afortunadamente mis compañeros tienen la amabilidad y la disposición de apoyarme en dictados. Por ejemplo, si un maestro escribe en el pizarrón mis compañeros me lo dictan o si hay una imagen con tal cosa. Gracias a ellos yo también he salido adelante porque uno solo no puede tampoco, porque muchas veces los maestros tienen la disposición pero no el tiempo. Es bueno tener el apoyo de los compañeros. Mis exámenes me los hacen orales o digitalizados”.

A su vez, Ernesto Francisco señala:

“Nuestros compañeros han aprendido que somos iguales a ellos. Es muy diferente un ambiente de secundaria a uno de universidad. Aquí la llave es aprender a pedir ayuda y agradecer. Sí, los maestros generalmente van dictando lo que van escribiendo, por eso es importante el uso de la computadora. Muy frecuentemente es que los maestros pasan las diapositivas y lo que están viendo en el proyector nosotros lo vemos en la computadora, que tiene el sistema Jaws y con unos audífonos. Los exámenes, sí, oral o digitalizados, o los están dictando”.

Fátima abunda sobre esa parte:

“En mis clases también tengo mi laptop y uso un lector de pantalla como el Jaws. Podemos tomar un dictado y si nos dejan alguna tarea, agarramos el Internet para investigar, redactamos”.

De acuerdo con Fátima, hace unos 10 años que conoce el aula Tiflotécnica de la UAN, aunque ahora encontró “equipos más modernos, las nuevas máquinas Braille, las impresoras, los equipos de cómputo con nuevos sistemas operativos que ahora manejan Windows 10 y las nuevas versiones de Jaws que nos favorecen mucho porque abarcan más espacio en cuanto a las zonas de lectura. Todavía no hemos logrado que nos describa imágenes, pero por lo menos en cuanto ha texto ha mejorado bastante”.

En el caso de Ernesto, su presencia en la citada aula ha sido constante durante años. Prácticamente todos los empleados de la biblioteca lo conocen desde niño.

“Yo estudiaba inglés y aquí traía los archivos y los imprimía. Desde la primaria que me dejaban tarea y venía. Era cuando apenas se estaba conociendo que había impresoras Braille, porque no crea que hay mucho para personas ciegas. No, realmente aquí en la Universidad es donde hay más tecnología de computadoras, impresoras. Aquí es donde más se nos ha hecho accesible, traes el archivo y se imprime al instante.

“Este equipo es muy útil en las lenguas, para los que estudian música. Es útil en la química, la física, para estudiar la gramática, la sintaxis del idioma. Vamos, es como escribir y leer para ustedes. Nunca, al menos para nosotros, nunca va decaer el Braille porque se utiliza para todo, desde aprender ortografía hasta aprender a expresar nuestros pensamientos y leerlos”.

- ¿También hablas el inglés?. 

- Sí, lo estudié aquí en el Centro de Idiomas, lo empecé cuando iba en la secundaria y ya terminé todos los niveles; tuve unos maestros increíbles, un gran equipo. Realmente nosotros lo ocupamos mucho porque muchas de las cosas vienen escritas en inglés, aparte de que los mismos lectores, como el  Jaws, soportan síntesis de voz en múltiples idiomas, entonces no hay ningún problema al leer un texto en inglés e incluso en italiano o en francés”.

Fátima también ha incursionando en el inglés, pero tuvo que detener sus estudios: 

“Tengo planeado continuar, es una herramienta muy necesaria y más para uno que necesita abrirse puertas con temas internacionales, de accesibilidad, herramientas que no están en México y vienen de otros países. Uno tiene que echarle ganitas porque necesitamos el uso de estas herramientas”.

Profundiza en la importancia de que sean aceptados como son:

“Ojalá la sociedad entienda que nosotros podemos hacer las cosas, que podemos tener una vida autónoma, independiente, que podemos tener una vida normal: cocinar, ir de compras, que la sociedad no se cierre en un mundo de decir ‘no pueden’”.

- ¿Coincides por supuesto, Ernesto?.

- Sí, la sociedad debe aprender a conocernos, sobre todo de que no exista esa distinción entre ‘personas normales’, entre comillas, y discapacitados. Que exista entendimiento, que sepan que lo podemos hacer. Y también comprender lo que nosotros hacemos para que, si en algún momento necesitamos ayuda, sepan cómo.

- ¿Cómo te fue en las materias en este semestre?.

- Bien, no suelo salir con bajas calificaciones, intento ser lo mejor posible, aunque a veces por el contenido, no es lo mismo una materia muy extensa a algo más familiar. Pero nosotros siempre intentamos esforzarnos. Ya se nos dio la oportunidad, ahora hay que esforzarnos para no desaprovecharla. 

Ernesto tiene su casa en la colonia Aviación, mientras que Fátima en la 26 de Septiembre, prácticamente colindantes. Y de niños asistían a la primaria Rey Nayar, en las casas del Molino, pero en diferentes grupos. 

Fátima hace una última reflexión:

“Trataría de convencer un poquito a la gente de que ahora sí abran los ojos, que se quiten esa venda y que nos traten de ver iguales, porque ¡somos iguales!; solamente tenemos una deficiencia pero no por eso vamos a ser diferentes. Mi punto es que las personas nos abran el espacio, que nos entiendan un poquito más y que si tienen dudas, porque obviamente no todos saben cómo tratar con nosotros, que nos pregunten, que se abran a nosotros: ‘¿qué es lo que necesitas?’, porque no es lo mismo decir ‘yo creo que tú necesitas esto’, a saber exactamente lo que necesitamos”.

- ¿Y cómo te fue en las materias?.

- Me fue muy bien, excelente, mejor que en semestres anteriores.

Y Ernesto agrega: 

“Retomando lo que Fátima decía al final, decirle a la gente que nos pregunte. Yo creo que una minoría se ofendería si le preguntan. Nosotros no nos ofendemos si nos preguntan sobre nuestra discapacidad, al contrario, es una forma de que las demás personas adquieran conocimientos y a nosotros nos ayuda a que nos comprendan y saber cómo ayudarnos, qué necesitamos”.

(Fátima y Ernesto. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)

 

X

Right Click

No right click