* La remodelada sala de urgencias del Hospital Civil está por reiniciar funciones…después de cuatro años. “Yo no sé cómo pueden dormir tranquilos quienes ocasionaron todo esto”.
Oscar Villaseñor Anguiano recuerda que cuando fue designado titular de la Secretaría de Salud, se encontró con una situación “que irrita, que te indigna. Una situación triste”.
En especial la carencia de medicamentos, así como áreas con pacientes hacinados en el Hospital Civil, como el de urgencias, de cuya situación este reportero presentó fotografías en los últimos años.
Aunque cuidadoso de sus palabras, externa desde adentro: “yo no sé cómo pueden dormir tranquilos quienes ocasionaron todo esto. No había ni material para la limpieza”.
Dice que entonces se propuso –si el gobernador Roberto Sandoval le permite continuar en el cargo- poner todo de su parte y conseguir, en dos años, nivelar la Secretaría de Salud. Darle orden, dignidad en la atención, aunque está consciente que las necesidades son muchas.
Pasan de las ocho de la noche del martes 27.
“Mira tocayo”, indica, animado, mientras juntos recorremos la remodelada sala de urgencias del Hospital Civil, a unos días de que sea reabierta.
La obra debió efectuarse hace cuatro años, en el gobierno estatal anterior, y produjo un hacinamiento brutal de pacientes en la sala que fue adaptada, se decía entonces, “provisionalmente”.
¿Por qué cuatro años para la remodelación?, se le pregunta. Y responde: “no había dinero”.
Explica que el contratista original, debido a adeudos de la pasada administración, mantenía una demanda hasta que en febrero del 2013 le pagaron más de cinco millones de pesos. Después, en abril, se reiniciaron los trabajos, ahora prácticamente concluidos.
“Hubo desvíos”, indica el funcionario, aunque matiza: desvíos también, no robos, para atender el asunto de la influenza y el dengue que golpearon con fuerza en el 2009.
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Villaseñor muestra cada una de las áreas de la nueva urgencias.
Tendrá aire acondicionado, la toma de oxígeno y aire son movibles, no fijas en la pared. Cuenta con área de aislados, otra de shock para atender dos pacientes simultáneamente, baños con extractores tanto para el personal médico como para enfermos. También se adaptaron detectores de humo e incluso cámaras de seguridad.
A un costado está la sala de urgencias pediátricas, igualmente remodelada y lista para entrar en operación. Se distingue por algunas imágenes infantiles.
Oscar Villaseñor agrega que en unos meses el Hospital General tendrá otra cara: una rampa y una máquina para que puedan acceder personas con alguna discapacidad. También, la sala de pediatría está remodelada en su primera etapa. Aquí, saluda a dos enfermeras que le externan que en ocasiones faltan sábanas y personal y que a horas de la noche llega el olor de la cocina. Les indica que son asuntos que serán atendidos.
Igualmente, todo el piso del hospital será cambiado y ya se trabaja para colocar equipo nuevo en todas las salas de internamiento, por ejemplo con camas de manejo eléctrico. Ya las hay en “cuatro salas modelo” que también muestra a este reportero.
El hospital cuenta con cuatro quirófanos, pero ya se construye uno más. A un costado de esa ampliación, se construyó un área para los médicos residentes que llegan de todo el país. Ahí podrán prácticamente vivir. Aunque falta el equipamiento, tendrán una sala común y dormitorios para hombres y mujeres. Ahorita hay en el hospital unos 40 residentes de diversas partes del país.
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Savi Distribuciones es la empresa que cubre el medicamento en el Hospital Civil, ya no la cuestionada Lomedic que acompañó al gobierno anterior.
“Antes las empresas eran las que ponían condiciones a la Secretaría de Salud, ahora ya no, y eso responde a una de tus preguntas”, señala Villaseñor en el interior de la farmacia que atiende el personal de Savi Distribuciones.
Detalla que la compañía puede ser sancionada si la existencia del medicamento llega a estar por debajo de lo marcado en el respectivo contrato. Añade que acaba de efectuarse una revisión notarial en la que el Hospital General obtuvo el 98 por ciento de existencia en medicamento.
Aclara, sin embargo, “que puede pasar que un doctor recete algo que no tenemos”.
Explica que en este tema tuvo que ponerse orden, retirar incluso claves de medicina que era similar a otras, así como implementar medidas para corregir la entrega sin control, lo que representaba fuertes gastos.
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Unos 15 pacientes permanecen sentados afuera de la sala de triaje -donde se les valora previo a su posible hospitalización-. La mayoría padece dengue.
Cada día, el hospital atiende al menos 20 pacientes con dengue, 80 por ciento del cual es hemorrágico. Villaseñor acepta el fallecimiento de dos personas en el estado, debidamente comprobados, aunque ninguno en el Hospital Civil.
Anota que el repunte del dengue es una razón más para agilizar la apertura de la remodelada sala de urgencias, a fin de tener una mayor capacidad de atención.
Pasa de las nueve de la noche. Villaseñor saluda a las señoras que preparan la cena para los trabajadores. La cocina también será remodelada. Muestra el área de lavandería con aparatos viejos que en breve serán reemplazados, igual que un viejo compresor, similar a los que usan en las llanteras. Ya se compró uno, “de grado médico”, especial para hospitales y que en breve estará funcionando.
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La clave, insiste, ha sido trabajar con control presupuestal.
Acepta que la Secretaría de Salud enfrenta demandas de proveedores de la época del gobierno anterior que mantuvieron una relación poco transparente; presentan facturas pero no existen los contratos con las condiciones bajo las cuales se regían.
Dice que el gobernador le ha exigido resultados, tanto en medicamento como en atención a los pacientes.
Se le dice que el personal que realiza suplencias reclama que los pagos son atrasados. Y explica que generalmente se trata de dos quincenas puesto que debe indagarse qué incidencias se dieron en esos casos. “Hemos bajado de 600 mil pesos quincenales que se pagaban por suplencias, a 330 mil. Antes si se ocupaban cinco suplentes metían 10”.
¿Cuándo un hospital psiquiátrico?, se le pregunta. Está consciente de la necesidad pero no se aventura a ponerle fecha. Externa que es algo que debe estudiarse con el Gobierno Federal, dado los altos costos que representa el funcionamiento.
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Oscar Villaseñor no es médico, sino ingeniero bioquímico, lo que le ha generado críticas.
Durante el recorrido, a ratos fue acompañado por el director del hospital Felipe Medrano, o un asistente personal.
Emocionado por los trabajos en el hospital que le darán oxigenación, especialmente a urgencias, el secretario finaliza:
“Sólo espero que cuando me vaya, siquiera alguien diga que aquí hice algo honesto y decente. Nada más”.
(Imágenes de la sala de urgencias. Villaseñor en un área de shock. Y una sala de internamiento ya remodelada. Fotos: Oscar Verdín/relatosnayarit)
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