* El señor Juan Francisco Medellín completa: “no sentí miedo, pero es muy desesperante. Pienso que morir así debe ser muy triste”.
El doctor se lo dijo así: “tiene 35 por ciento de capacidad pulmonar. Deje de fumar, si no, ni me pague y váyase”.
La mañana de hace unos siete meses, el señor Juan Francisco Medellín Villasana se aterró: “¡no podía respirar, batallaba para jalar aire. Se siente feo. Es terrible!”...
El padecimiento pulmonar no es para menos: tiene 73 años de edad y, calcula, fumó durante cerca de 60 años. En los últimos tiempos metía a su boca alrededor de 50 cigarros cada día. “Me fumaba dos cajas y media y gastaba unos 100 pesos diarios”.
Cuenta que tras el primer aterrador aviso y ver a un oftalmólogo, disminuyó el número de cigarros a cinco por día. Pero era autoengañarse. Unas semanas después nuevamente se presentó esa terrible sensación de no poder jalar aire.
“No sentí miedo, pero es muy desesperante. Pienso que morir así debe ser muy triste”.
También consumidor de café en abundancia, lo que no le retiró el médico, Medellín Villasana –visitante diario en el Congreso del Estado- calcula que en al menos cuatro meses no ha fumado un cigarro: “ni uno más, ni por accidente. Ya ni me dan ganas”. Sus conocidos ya ni le ofrecen.
Dice que hoy se arrepiente de no haber dejado de fumar muchos años antes. Mientras habla, se percibe un sonido medio ronco en la garganta. Un gorgoteo constante.
Cuenta su caso con una intención: “ojalá que sirva para que muchos fumadores tomen conciencia y dejen de fumar”.
(La imagen no corresponde al caso descrito)