* Hija de un pescador y una ama de casa en Pericos, municipio de Rosamorada, cursa una maestría en la UAN, becada por el CONACYT. “Estoy tratando de ir por lo que quiero: aprender más”.
Maytee Benítez Castillo cursaba tercer año en una preparatoria por cooperación en su pueblo natal Pericos, municipio de Rosamorada, cuando algunas cinco veces estuvo en Tepic buscando la casa para mujeres estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN).
De encontrar un espacio en esa casa dependía en mucho que pudiera continuar sus estudios en una carrera profesional. Tocó puertas y lo consiguió. Tenía un techo seguro y, por una cooperación mínima, una buena despensa con alimentos básicos.
La casa para mujeres se encontraba en el fraccionamiento Ciudad del Valle, a unas cuadras de la propia UAN, y logró cursar la carrera de Derecho. Obtuvo su título con un promedio de 95.9, el mejor de su grupo.
Hija del pescador Víctor Benítez y de María Isabel Castillo, Maytee recuerda un dibujo en una clase de computación, en preparatoria: una toga, libros, su familia, un avión.
Sí, soñaba con volar.
De 25 años, dice que en los últimos años ha reflexionado sobre qué es lo que quiere. Sabe mejor que nadie que todo tiene un sacrificio y que “el tiempo no nos espera. Mientras estudiaba Derecho, también asistía a inglés, los sábados. Por eso a veces no podía ir a ver a mi familia a Pericos. Pero la oportunidad llega en un momento e intento aprovecharla y dar lo mejor. Estoy tratando de ir por lo que quiero: aprender más”.
Las palabras de Maytee fueron citadas unos días antes de que el martes 18 tomara un avión en Guadalajara que la llevaría a la ciudad de México, de ahí a Madrid y finalmente a Bolonia, Italia, en cuya universidad estudiará dos meses como parte de una maestría en amparo que cursa en la UAN, becada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Estima que en 2015 concluirá su trabajo de tesis “El amparo contra particulares. Una ficción útil”.
¿Por qué Italia?, se le pregunta.
“¿Y por qué no Italia?. El inglés lo puedo leer, pero quién dice que no puedo aprender más italiano; quién dice que esto a lo mejor apenas comienza. No me quiero poner limitantes”.
En los ojos de Maytee se asoman las lágrimas cuando dice que hay mucho gusto en su familia por este viaje. Y cómo no. Está cumpliendo aquel sueño de preparatoria, donde dibujó a su familia, una toga, un avión.
Si. Que siga volando.
(Maytee, antes del viaje. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)