* Ser niño, mujeres adolescentes, mujeres con embarazo, enfermos crónicos, personas en pobreza, son algunos de los puntos que deben cumplir los beneficiados.
En Nayarit actualmente hay un padrón con 119 mil 82 personas que accede a la leche de Liconsa, la institución federal que cuenta con 242 lecherías en el estado.
De acuerdo con el gerente de Liconsa Salvador Hernández Castañeda, la distribución mensual es de aproximadamente un millón 675 mil 439 litros en todo el estado. El precio al público es de 4.50 pesos.
Hernández explicó que para movilizar esos volúmenes, tanto en leche líquida como en polvo, equivalente a unos 64 mil litros diarios, Liconsa tiene convenios con empresas que apoyan la distribución.
El funcionario indicó que el número de beneficiados con el subsidio en la leche varía con frecuencia porque deben cumplirse requisitos para formar parte del padrón: menores de seis meses a 12 años, mujeres adolescentes de 13 a 15 años, mujeres embarazadas, mujeres de 45 a 59 años, personas de más de 60 años, enfermos crónicos, además de necesitar del apoyo por una condición de pobreza.
Salvador Hernández puntualizó que el ingreso al programa no depende de funcionario alguno puesto que los promotores de Liconsa –que dan seguimiento al trabajo en cada una de las tiendas- ingresan los datos de los solicitantes y un programa ya establecido en computación se encarga de aceptar o rechazar la petición de registro. Quien es aceptado recibe una tarjeta para ello.
“No es un asunto de colores políticos ni de religión ni de nada, sino de cumplir con los requisitos marcados. La leche no se entrega a quien vaya así nomás”. Por ello agregó que el número de beneficiados varía con frecuencia, debido a fallecimientos, cambio de domicilio o personas que por cuestión de edad salen del padrón.
Apuntó también que en las últimas semanas fueron abiertas nuevas lecherías en el municipio Del Nayar, a propósito de la Cruzada Contra el Hambre: en Santa Teresa, Mesa del Nayar y próximamente en San Francisco.
Liconsa busca que las lecherías se ubiquen no sólo en zonas rurales sino también en colonias con índices de pobreza.
(En la imagen, Salvador Hernández. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)