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Sáb, May

La Universidad merecía un gesto de los suyos

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* Cuando les han tocado el bolsillo, ha habido manifestaciones con presencia física de muchos, pero ausentes frente a la brutal agresión del incendio en el Edificio Administrativo.

 

Hay algunos hechos muy cercanos: 

Entre los días nueve al 13 de enero, de regreso del periodo vacacional, la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) estuvo en paro laboral, impulsado por el Sindicato de Empleados y Trabajadores (SETUAN), en reclamo por la falta de pago de prestaciones de fin de año, como el aguinaldo. La medida mereció que las 24 horas permanecieran en vigilancia muchos trabajadores universitarios.

Para el lunes 23 de enero, el Sindicato de Personal Académico (SPAUAN) salió a las calles. “Por la defensa del patrimonio de los nayaritas”, se leía en una calcomanía que los maestros llevaron en sus ropas. 

En ambos casos, los movió la crisis financiera de la Universidad.

Más recientemente, un asunto de retraso en el pago de la beca al desempeño docente mereció una manifestación de decenas de maestros en la explanada de Rectoría.

Cualquiera de esos reclamos públicos podrá tener, efectivamente, una razón válida, pero contrasta con la ausente presencia física de los mismos universitarios frente a lo sucedido la madrugada del domingo 19, cuando el Edificio Universitario fue incendiado.

Y es que, el día que la Universidad fue atacada así, que fue agredida –cobardemente además-, el día que fue incendiado con gasolina uno de sus edificios -con cuantiosos daños materiales-, el día que manos salvajes actuaron contra la Universidad, resulta que, transcurridos varios días, no mereció una concentración de miles de universitarios, en la explanada o en las calles, tan sólo para rechazar cualquier forma de violencia a las instalaciones de la casa de estudios.

Era lo mínimo que la Universidad se merecía: un gesto de los suyos para rechazar la violencia. Y no se lo dieron. 

Las manifestaciones con presencia de muchos han tenido una razón, pero no lo fue ante un brutal ataque como ese incendio. ¿Cómo puede entenderse esto?.

(Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)

 

 

 

 

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