* Román González Momita y Manuel Salinas Solís votaron en respaldo al fallo absolutorio, mientras que Oscar Saúl Cortés emitió un voto particular, en contra.
* Entonces sigue impune el asesinato de Mireya Sosa Torres, funcionaria del Tecnológico de Tepic.
Con dos votos a favor y uno en contra, magistrados de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) confirmaron en segunda instancia la absolución del maestro de matemáticas José Eliut Pérez Ponce, acusado hace tres años del asesinato de su esposa Mireya Sosa Torres, entonces jefa del departamento de Recursos Humanos del Instituto Tecnológico de Tepic.
José Eliut se encuentra en libertad desde el tres de mayo del 2013, cuando el Juzgado Tercero Penal de Tepic decretó su absolución.
En segunda instancia, los magistrados Román Carlos González Momita y Manuel Salinas Solís votaron a favor de confirmar la sentencia absolutoria, en tanto que el magistrado Oscar Saúl Cortés Jáuregui emitió un voto particular puesto que, en su opinión, sí hay elementos para presumir la responsabilidad de Pérez Ponce en el citado homicidio.
Cuestionados por separado después del mediodía de este martes, González Momita y Cortés Jáuregui hablaron del tema con este reportero.
Para el primero de ellos, los agravios que presentó el agente del Ministerio Público –durante el recurso de apelación, tras el fallo del Juzgado Tercero Penal- fueron deficientes, por lo que la Sala Penal está impedida por ley para subsanarlos.
Agregó que los citados agravios no mostraron razonamientos precisos para contrarrestar los argumentos del juez de origen.
González Momita recordó que los magistrados, por ley únicamente pueden subsanar las deficiencias en los agravios de los acusados, pero no los del agente del Ministerio Público. Es decir, insistió, la Sala no podía ir más allá de lo plasmado por el agente ministerial.
Por su parte, el magistrado Oscar Saúl Cortés Jáuregui explicó que su voto particular, contrario al sentido del de González Momita y Salinas Solís, fue porque considera que hay elementos para acreditar la responsabilidad de Pérez Ponce.
“Emití un voto particular y lo hice con mis convicciones. A lo mejor me equivoco, pero actúo de buena fe y eso me deja satisfecho”.
Cortés Jáuregui señaló haberse ajustado a los agravios que presentó el agente del Ministerio Público, porque no podía ir más allá, aunque consideró que hubieran estado más fortalecidos si se añade la declaración ministerial de un directivo del Tecnológico de Tepic, que describió un ambiente pesado para Mireya Sosa, exhibida con frecuencia por su esposo, insultándola en público.
Ambos magistrados coincidieron que el fallo de segunda instancia aún no está firme y podría ser presentado un amparo directo ante un Tribunal Colegiado, pero ya no por un Ministerio Público, sino que en todo caso deberán formularlo familiares de la ahora occisa.
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Mireya Sosa fue encontrada muerta el 13 de mayo del 2011, en el interior de su domicilio en calle Rosamorada de la colonia Morelos.
Su propio esposo –maestro de matemáticas y encargado del aula de computación en la secundaria Luis Castillo Ledón, en Xalisco- fue quien llamó al número de emergencias 066. Habría dicho que al regresar del trabajo encontró el cadáver. Presentaba heridas cortantes.
Posteriormente, al ejercitar acción penal, la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) consideró que Pérez Ponce había alterado la escena del crimen –limpiando la sangre, moviendo el cadáver- y que luego se dirigió a su centro de trabajo en Xalisco para intentar tener una coartada.
Cuando el acusado fue puesto a disposición del Juzgado Tercero, emitió una declaración por escrito en la que afirmó ser inocente, rechazó una declaración ministerial y se dijo dolido por la muerte de su esposa.
En la referida declaración ministerial, en que aceptaba responsabilidad, se asentó que dijo: “fue un rato de estupidez”.
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Tal como lo asentaron los magistrados González Momita y Cortés Jáuregui, la sentencia de la Sala Penal no está firme y podría ser combatida por familiares de Mireya Sosa a través de un amparo, que sería la tercera y última instancia.
(Los magistrados: al centro Cortés Jáuregui; González Momita de saco, y Salinas Solís. Foto: Tribunal Superior)
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