* Impacta a todos asesinato de pareja en Ciudad del Valle; eran dueños del restaurante La Lobina, frente a entrada a la UAN por Los Arcos.
Si hay un servicio de alarma “ADT” en la casa número 109 de la calle Otranto en Ciudad del Valle, y si la puerta principal como la de la cochera –con entrada por la calle Iturbide- no estaban forzadas, muchas de las preguntas del personal de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) a familiares y trabajadores de los señores Julio Alvarado Ruiz y Genoveva Acosta Rendón, debieron ser en torno a personajes cercanos a ambos.
La pareja fue encontrada muerta al mediodía de este jueves en su domicilio, lo que generó un inmediato impacto entre sus vecinos y familiares. Afuera se concentraron sobrinos y empleados del restaurante La Lobina, del que Julio y Genoveva eran dueños y atendían, ubicado por calle Revolución Social a la altura de la entrada de “Los Arcos” de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN).
El restaurante prácticamente se encuentra en paralelo a la casa de la calle Otranto.
Trascendió en torno al lugar de los hechos: amordazados, heridos con arma cortante.
Desde el momento en que se dio aviso a la Fiscalía General del Estado (FGE) de los cuerpos, transcurrieron más de dos horas en que peritos, policías y un agente del Ministerio Público permanecieron en el interior de la finca, antes del traslado de los cuerpos al Servicio Médico Forense (SEMEFO). Afuera se encontraban familiares de los occisos.
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A las 3:07 de la tarde se estacionó cerca de la casa el vehículo del forense y ocho minutos después fue sacado uno de los cadáveres. Algunos 15 minutos más tarde se hizo lo propio con el segundo cuerpo.
Reporteros de periódicos, televisión y páginas de Internet dieron cobertura al suceso.
Extraoficialmente fue citada la creencia de que los responsables de los homicidios pudieron ser conocidos de las víctimas y que probablemente estos abrieron la puerta; ello, considerando la existencia del sistema de alarma que no fue accionada.
La Agencia Estatal de Investigación pretende ubicar a todas las personas que en las últimas horas tuvieron contacto con los ahora fallecidos, y sus vecinos también fueron cuestionados.
Frente a la casa permanecía un automóvil color tinto que, según una vecina, era de la pareja.
“Ellos eran gente buena, trabajadores, no eran problemáticos, no se metían con nadie. Esto nos duele mucho”, reflexionó una de las vecinas al momento en que trabajadores del SEMEFO sacaban uno de los cuerpos.
En torno al lugar también arribaron estudiantes universitarios puesto que a escasos 50 metros se encuentra la Casa del Estudiante.
Tras el traslado de los cuerpos al SEMEFO se permitió el paso vehicular por la calle Otranto, aunque las diligencias continuaron en el interior de la casa.
(En torno a la casa en Ciudad del Valle. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)