* Con una llanta se anuncia el riesgo a peatones y conductores.
Uno de los extremos de una rejilla para agua de lluvias se encuentra peligrosamente abierto, por Calzada de la Cruz frente a la Secundaria General número 2.
Es un hueco de unos 80 por 80 centímetros y aproximadamente dos metros de profundidad; junto a ese lugar hay un pequeño parque.
Con una llanta que medio tapa el agujero es anunciado el peligro, sostenida desde abajo por una rama. “Peligro, peligro, peligro…” se lee en una cinta de plástico que fue enredada en la llanta, pero vaya que si alguien cae podría resultar seriamente lesionado.
Es una de las tantas trampas que hay en la ciudad pero a las que poca atención se les presta, a pesar de que se encuentran en lugares con mucho paso peatonal, como este caso frente a una escuela secundaria.
Ojalá no haya que esperar que alguien caiga por ese agujero para que se realice la reparación.
(Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)