* “Estamos viviendo un infierno”, reclama públicamente Ricardo Amaro Nava, secretario de acuerdos que fue objeto de un cateo en su oficina pero sin orden judicial.
* La denuncia contra Sara Olimpia Reyes incluye a su incondicional Carlos Manuel Vela, quien con frecuencia ofende y minimiza a los trabajadores.
La magistrada titular del Primer Tribunal Unitario en Tepic, Sara Olimpia Reyes García, y el secretario de acuerdos Carlos Manuel Vela Peón fueron denunciados penalmente ante la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) por probables delitos como abuso de autoridad y lo que resulte.
De acuerdo con el también secretario del Tribunal Unitario Ricardo Amaro Nava, la denuncia también sería presentada en la Fiscalía General del Estado (FGE) y se pediría la intervención de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) para que remita el asunto a la Comisión Nacional.
“¡Estamos viviendo un infierno!”, exclamó Amaro Nava a Relatos Nayarit afuera de la Defensoría Federal a unos metros de la PGR en la colonia Las Brisas.
Explicó que aproximadamente a las 11:40 horas de este miércoles, Reyes García y Vela Peón llegaron a su área laboral y la magistrada le reclamó que anduviera diciendo que a él le cargaba el trabajo, ordenando al mismo tiempo a su incondicional secretario que revisara y certificara su computadora y documentos, incluso personales, entre ellos estados bancarios.
“No llevaban orden judicial para hacer eso. Me revisaron todo. Vela Peón vació a una memoria todos los archivos de la computadora, entre los que hay fotografías familiares. Revisaron hasta mi saco y quisieron hacer lo mismo con una lonchera. Yo tenía abierto el correo electrónico oficial y ni eso les importó, violaron todos mis derechos”.
Amaro Nava consiguió grabar con su celular parte de los hechos y pidió a algunos compañeros que atestiguaran lo que estaba sucediendo. Ante el escándalo, muy pocos se solidarizaron por temor a represalias. En cambio, personal de seguridad interna acudió al llamado de la magistrada, quien con una de las manos intentó evitar la grabación con el celular. “No me grabe, no me grabe”, se le escucha decir en varias ocasiones.
El denunciante afirma que Vela Peón intentó arrebatarle el teléfono. La grabación ahí se corta.
Según la narración del quejoso, el actuar de la magistrada tendría su origen porque presentaría una queja contra ella en el Consejo de la Judicatura Federal, por acoso laboral.
“Ella abusa del poder. Me quiso hacer tronar, mandándome los asuntos más fuertes de delincuencia organizada, y a sus consentidos les da los casos más pequeños. Así meten a trabajar a sus incondicionales. Me empezó a rebotar mis ponencias, a minimizar mi trabajo, ella sospechaba que yo iría al Consejo de la Judicatura y se adelantó de esta forma, violando todos mis derechos. Me cateó, pero sin orden judicial”.
El Tribunal Unitario es vigilado por policías federales a los que, afirma, pidió intervenir, pero los agentes se mantuvieron al margen. “Se cometieron delitos en flagrancia y no hicieron nada. Quedé en shock. Me salí como a la una de la tarde y ellos se quedaron revisando”.
Más tarde, en la PGR no le aceptaron la denuncia verbal, por lo que la redactaba para presentarla por escrito, señaló minutos después de las cinco de la tarde. También lo haría en la FGE y en la CEDH.
Frente a los hechos, se conoció que el Sindicato Nacional de Trabajadores del Poder Judicial Federal enviaría a personal jurídico para asesorar al secretario de acuerdos, que afirma no dejará su trabajo.
“En el Tribunal Unitario estamos viviendo un infierno. Vela Peón es el principal protegido de la magistrada, es el golpeador. Su vocabulario es ofensivo, denigrante, de pendejos no baja a algunos empleados, los minimiza y eso todos lo saben. A varios actuarios les han revisado sus máquinas sin su consentimiento. Es urgente que intervenga el Consejo de la Judicatura”.
Localizada más tarde, la secretaria de la Sección 22 del citado sindicato, Ana Gabriela Carrillo Corrales sintetizó los hechos: “estamos sumidos en un terrorismo laboral”.
(Ricardo Amaro. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)
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