Sidebar

25
Jue, Abr

Un nayarita, víctima de fraude por banda internacional

Noticias
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

* En la búsqueda de un crédito para impulsar un proyecto de acuicultura, Francisco terminó envuelto en una red que opera en México y Colombia.

  

Hay que agradecerle a Francisco que acepte contar esta historia de fraude intencional del que fue objeto; ha presentado denuncia y urge que el Gobierno Federal a través de la Procuraduría General de la República (PGR) investigue los hechos. Su principal intención es alertar para que nadie más sea objeto de estos delincuentes.

Se ríe. Se molesta. No se lamenta. Lo hecho, hecho está.  El nombre que le fue anotado no corresponde a la realidad. 

Su familia y él pretenden cuajar un proyecto de acuicultura, la producción de camarón y en esa búsqueda de financiamiento, de platicar con gente del ramo, conoció a un tal Carlos Ochoa, supuesto representante de la financiera Argos de México, con matriz en Colombia, e interesada en ofrecerles un crédito. 

Dos veces se entrevistó con él en Guadalajara, otra en León, e incluso aquel estuvo en Nayarit acompañado por su chofer para verificar las instalaciones que referían el proyecto, en la zona norte de Nayarit. La documentación y todo parecía en regla.

De acuerdo con Francisco, estos sujetos siempre se mostraban atentos, de traje, con dinero y buenos carros. Las entrevistas eran en hoteles, donde rentaban algún salón. 

También tuvo comunicación con otro sujeto que se hacía llamar Alejandro Narcia, aunque sólo por teléfono.

Cuando Ochoa comentó que el crédito sería otorgado por más de 12 millones de pesos, añadió un dato hasta entonces reservado: antes debía ir a Cali, Colombia, para entrevistarse con el dueño de la empresa. Era una regla.

El tema fue analizado en familia. Les parecía riesgoso un viaje así. ¿Y si era una trampa y tenía problemas?. 

Tramitó su pasaporte y finalmente se animó porque localmente les era imposible acceder a un crédito por esa cantidad. 

“Nosotros tenemos años metiendo proyectos a la SAGARPA y no nos dan nada. Es pura mentira. Se los dan a prestanombres de los funcionarios, no a la gente que lo necesita, y cuando dan algún crédito ahí va el gobernador a lucirse”.

A mediados de junio reciente, Francisco tomó un avión de Guadalajara a la Ciudad de México, de ahí a Panamá y por último llegó a Cali. La organización delictiva utilizaba el salón de un hotel y no era el único que, por separado, se entrevistaría con el jefe máximo de Argos.

Allá estaba Carlos Ochoa y le sugirió: “cómprale una botella de whisky Chivas Regal 25. Le gustan. Y le pides que se baje del 25 por ciento de interés al seis por ciento”.

Francisco se ríe: “en mi vida he tomado un trago de ese vino. La botella me costó 350 dólares”.

Allá firmó un contrato de confidencialidad.

Se le dijo entonces otro aspecto no tratado: cuando en México fuera firmado el contrato definitivo, tendría que pagar el dos por ciento del monto en la respectiva notaría.

EL REGRESO 

Salir de Colombia no fue problema, pero apenas aterrizó el avión en Panamá y “ya me estaban esperando el FBI, la DEA, INTERPOL. Creían que había ido por droga. Ya sabían que hace años viví en Minnesota y en California. Me revisaron las maletas y una gabacha decía que me llevarían a hacer rayos X, creyendo que traía droga en el estómago. Tomó fotos de documentos personales y me molesté: ‘tú eres la corrupta, no tienes orden judicial para hacer eso’”. 

Finalmente pudo abordar el avión y llegando a México la misma historia: “fue un martirio. Otra vez me revisaron maletas y hasta los botones”.

Unos 15 días después de regresar a Nayarit, Francisco y dos personas más viajaron a Monterrey para la firma de contrato. Allá estaba Ochoa, su chofer y se les uniría Narcia, pero jamás llegó.

Francisco pagaría cerca de 270 mil pesos a la notaría, supuestamente a cargo de una mujer, pero Ochoa le pidió que fuera en efectivo, a lo que se opuso, pero después lo convenció para que expidiera un cheque de caja a nombre de ella. 

En Monterrey, Francisco compró un equipo de computación con el que estaría en contacto con Ochoa. Éste se quedó con él.

Ya era por la tarde y la noche del día siguiente tenían reservados boletos de avión de Monterrey a Guadalajara. Quedaron de verse para desayunar, más tarde firmarían el contrato y listo. 

El agraviado cree que tan pronto cobraron el cheque, Ochoa recibió el mensaje. Le dijo que todo estaba listo: pasaría por ellos más tarde para ir a la notaría.

Pero ya no hubo contacto. Los celulares dejaron de ser contestados. Y regresaron a Nayarit.

Francisco ha denunciado los hechos y ofrecido más pruebas.

“El Gobierno Federal debería investigar. Es una delincuencia organizada, tipos preparados que actúan con técnicas sofisticadas. Tienen una estructura. No sé si los van a detener. Ya he presentado buenos datos, pero lo importante es que no sigan engañando gente”.

Deduce que al mismo tiempo que era objeto del fraude, más personas también eran víctimas de esa organización delictiva.

“En nuestra familia tenemos una ilusión por impulsar un proyecto de acuicultura. No nos desanimamos. Seguimos adelante”.

(Una imagen de liberales.com.mx)

** NO se autoriza la transcripción o copiar y pegar las notas de Relatos Nayarit a otros medios de comunicación. NO al robo de notas. 

 

 

 

X

Right Click

No right click