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Jue, Abr

“La Lobina”: el celular robado que fue de mano en mano

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* Los dos celulares sustraídos de la casa en Ciudad del Valle, donde murieron los dueños del restaurante de mariscos, fueron vendidos por Efraín Valdivia Rendón, identificado como el presunto responsable de los crímenes. Uno de ellos, incluso, tuvo varios dueños.  

 

La conclusión de la Fiscalía General del Estado (FGE) respecto a que la mañana del 12 de junio del 2014, Efraín Valdivia Rendón mató a los señores Julio Alvarado Ruiz y Genoveva Acosta Rendón, dueños del restaurante La Lobina, en su domicilio del fraccionamiento Ciudad del Valle, tiene como uno de sus puntos centrales el rastreo que se dio a dos teléfonos celulares, sustraídos de la casa en la calle Otranto, tras los asesinatos. 

Uno de los celulares pasó por varios dueños y hasta estuvo en municipios del norte del estado, después de que durante el mes de julio del 2014, Efraín Valdivia lo vendió en un taller donde reparan esos aparatos. Ya no tenía dinero –presumiblemente robó más de cinco mil pesos en la casa de Julio y de “Beba”, como era conocida la señora- y aceptó mil pesos por el celular.

De acuerdo con datos recogidos, unos días después el celular que había sido de Genoveva fue ofertado por el establecimiento comprador a través de la red social Facebook, y pronto llamó la atención de una persona que pagó dos mil 500 pesos. Unos meses más tarde, el celular nuevamente fue vendido, ahora en cuatro mil pesos. El celular habría estado en los municipios de Ruiz y Santiago Ixcuintla.

Hace dos semanas cuando el fiscal Édgar Veytia anunció la detención del individuo, se refirió al apoyo brindado por empresas de telefonía durante el rastreo de los aparatos. 

Un dato vital para la policía se produjo al conocerse que, ya vendido el celular utilizando el Facebook, un trabajador del taller de celulares alertó que posiblemente existía relación con un hecho violento, puesto que Efraín le habría citado que el aparato tuvo como dueño a un familiar recientemente muerto, aunque su dicho inicial no se le tomó en serio.

En cuanto al segundo celular, Efraín se lo llevó a Pachuca, donde estuvo trabajando unos meses, pero luego regresó a Nayarit y también lo había vendido, pero uno y el otro fueron recuperados por la Fiscalía General. 

GRITABA POR PESADILLAS 

Efraín Valdivia ha aceptado su participación en los asesinatos y, también, el robo de un automóvil que abandonó en la colonia Díaz Ordaz, cerca de las vías del tren. 

Aquel 12 de junio, unas horas después de los hechos se dirigió al municipio de Ixtlán del Río. En ese tiempo tenía una pareja y desde allá le avisó por teléfono que había sido “levantado” y golpeado por un grupo de sujetos. Su pareja y un familiar de ésta fueron a recogerlo. 

Hace unos días y cuando ya había sido identificado como el presunto homicida, la joven detalló que muchas veces Efraín se despertaba en las noches, gritando. Sudaba mucho y decía sufrir de pesadillas y que nuevamente veía a los sujetos que lo “levantaron”.

En realidad, se cree ahora, a quienes volvía a ver era a los dueños de La Lobina, en su muerte, atacándolos con cuchillo.

La apuesta de la Fiscalía de que se trató de un asesino solitario, la robustece con peritajes sobre huellas dactilares de Efraín encontradas en el interior de la citada casa.

Aquel 12 de junio, encontrados los cadáveres al mediodía, las primeras suposiciones era que el o los responsables debían ser conocidos de las víctimas, considerando que no había violencia en la puerta y la cochera. Efraín era conocido de la pareja y alguna ocasión les ayudó en tareas de jardinería, puesto que su mamá limpiaba periódicamente la casa. Ha dicho que el señor Julio Alvarado le abrió la puerta.

Y si, tal y como el 17 de junio del 2014 fue narrado en Relatos Nayarit, minutos antes de su muerte aquella mañana, la señora Genoveva hizo un pedido de comida a un negocio en Ciudad del Valle. Serían entre las 9:30 y 10 de la mañana. Escasos minutos después le devolvieron la llamada porque no tenían el producto solicitado. Pero ya no atendió el teléfono.

Esa versión, conocida momentos después del hallazgo, permitió establecer que el ataque ocurrió alrededor de las 10 de la mañana.

(Efraín Valdivia, y la pareja asesinada. Foto de la foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)   

 

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