* Nereyda Elizabeth López Guzmán tuvo que permanecer más de 5 años en prisión, hasta acreditarse su inocencia, igual como sucedió con otros que consignó la PGR.
Tuvieron que transcurrir cinco años más cinco meses y dos días para que se decretara la absolución de Nereyda Elizabeth López Guzmán, su inocencia por una acusación de delincuencia organizada en que la involucró la Procuraduría General de la República (PGR) en febrero del 2009, apartándola de la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, y recluyéndola en la penal de Tepic.
Pero, y ahora quién le paga a Nereyda esos más de cinco años en la cárcel.
De 31 años de edad, con una hija de 14 años y con un hijo cercano a los cinco años –llegó a la penal en embarazo-, a Nereyda se le encuentra feliz al mediodía del martes 29 de julio porque horas antes recibió una notificación del Segundo Tribunal Unitario, decretando su inocencia y anulando una condena inicial de 10 años dictada por un Juzgado de Distrito.
Nereyda es la última persona que continuaba en prisión de varias más a quienes la PGR detuvo en Reynosa, a raíz de un enfrentamiento que dejó varios muertos, el 17 de febrero del 2009. A finales del año pasado, se indicó en Relatos Nayarit, fueron liberadas tres mujeres: dos ex oficiales secretarios y una ex secretaria de la Procuraduría General de Tamaulipas, y antes ocurrió igual con empleados del Servicio Médico Forense (SEMEFO) de esa entidad. A todos ellos se les pretendió vincular con el robo de uno de los cadáveres.
De acuerdo con Nereyda, si bien conoció a uno de los hombres abatidos en Reynosa, jamás vio el cuerpo y mucho menos le fue entregado, pero unos días más tarde fue detenida, llevada a la ciudad de México en arraigo y luego trasladada a la penal de Tepic.
Agregó haber conocido a las tres empleadas de la Procuraduría de Tamaulipas cuando eran traídas a Tepic. Y aquí permanecieron juntas.
La PGR utilizó la versión del testigo protegido “El Pitufo” para armar el expediente que, como muchos más, se vino abajo, aunque después de varios años de mantener en prisión a los acusados.
En esos años se criticó que la PGR, en el sexenio del presidente Felipe Calderón, utilizara en exceso declaraciones de testigos protegidos, que en realidad se prestaban para cuajar detenciones.
“Mi caso fue algo bien difícil. Mi papá, mi mamá, venían a visitarme cuando podían. Mi hija tenía nueve años y al principio le decía que estaba trabajando con las señoras de la cárcel, en trabajo social, pero poco a poco entendió mi situación y entonces le platiqué la verdad”.
López Guzmán cuenta que en Reynosa tenía un Spa llamado Estilos, el cual tras su detención fue cerrado pero espera volverlo a abrir en breve.
“Aquí –en la cárcel- aprendí muchas cosas y estudié la preparatoria”.
Señaló que mantuvo una relación amistosa con otras internas, a quienes ofrecería sus objetos personales tras conocer el anuncio de su liberación. Nada más tomaría lo necesario para el viaje.
Nereyda Elizabeth consideró como algo difícil de entender que haya pasado más de cinco años en la cárcel por un delito de delincuencia organizada en el que no tuvo participación. Es decir, estuvo en prisión más de la mitad de una condena inicial, pero se reafirmó su inocencia.
Aunque el martes 29 pudo haber llamado por teléfono a su familia para darles la buena noticia, optó por no hacerlo porque su mamá, Liliana, enfrenta un padecimiento de salud y no quería alterarla.
Agregó que una vez en Reynosa buscaría la forma de hacerle llegar la noticia antes de encontrarse con ella y su papá, Eliazar, y por supuesto con sus hijos y demás familiares.
De hecho, solicitó a este reportero retrasar unos días esta publicación, para dar tiempo a su llegada a Reynosa.
Foto: relatosnayarit