* Magistrados del Tribunal Superior de Justicia concluyeron que Ana Yasmín Aispuro no se suicidó, sino que su entonces esposo le disparó en la frente.
* Le impusieron 27 años y seis meses de prisión, aunque está libre y se le ha girado orden de reaprehensión.
La madrugada del 25 de diciembre del 2009, Ana Yasmín Aispuro García no se suicidó con un balazo en la frente, en su casa de la cabecera municipal de Tuxpan. Le disparó su esposo Jorge Nova Mayorquín.
A esa conclusión llegaron los magistrados de la Sala Mixta del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Rafael Pérez Cárdenas, Ana Isabel Velazco García y Zaira Rivera Véliz, que por unanimidad de votos revocaron una sentencia absolutoria dictada por un juez penal a favor de Nova, y en su lugar lo condenaron a 27 años y seis meses de cárcel, según ha confirmado una fuente que apoya a familiares de la víctima.
Sin embargo, puesto que Nova fue liberado hace unos meses con la citada absolución, citada por este reportero a principios de febrero último, se ha dictado una orden de reaprehensión para que cumpla la condena, al mismo tiempo que sus abogados habrían presentado un amparo directo ante un Tribunal Colegiado.
El fallo echa abajo la tesis de un juzgado de que en el caso existe una “duda jurídicamente razonada” y por ello la absolución, y en su lugar se establece no sólo la responsabilidad del sujeto, de profesión abogado y maestro en una escuela, sino que Nova modificó la escena de los hechos, por ejemplo llevándose la pistola calibre 22, lavándose las manos y brazos, la cara. Además de ello, no prestó ayuda a Ana Yasmín o solicitado alguna ambulancia, sino que habría sustraído el teléfono inalámbrico de la casa.
Así, mientras él ha declarado un escenario en el que cuenta una buena relación con la ahora occisa, o de que ésta anteriormente le comentó el deseo de morirse y reencontrarse con su papá, la sentencia de segunda instancia da veracidad a quienes afirman lo contrario: que la pareja estaba separada, que Nova únicamente iba a la casa –de su suegra- para ver a sus hijas de 10 y cuatro años, que previamente existió violencia familiar, y que Ana Yasmín para nada mostraba alguna tendencia suicida, sino al contrario: velaba por sus hijas y tenía planes para hacer crecer su negocio, una estética en la que, de hecho, la tarde de aquel 24 de diciembre trabajó al igual que varios pintores para darle otra imagen al inmueble.
Igualmente se ha confirmado, según el fallo en el número de toca penal 34/2016, que Ana Yasmín no tenía armas, mientras que Nova Mayorquín contó un origen dudoso de la pistola: que se la dejó empeñada un sujeto al que conoce como Poncho, al que conoció en la Ciudad del Deporte, en Tepic, a cambio de 300 pesos.
La detonación se produjo en la recámara de Ana Yasmín y en la que dormían sus dos hijas, en el segundo piso. Se presume que Jorge Nova ingresó tras quedarse con las llaves de la casa, aprovechando que horas antes ahí estuvo en la cena de Navidad.
Con el disparo, la mamá de Ana Yasmín, que dormía en otro cuarto, se despertó y fue a indagar. Intentó prestar ayuda a su hija, que tenía sangre en la cara. Ahí estaba Jorge y le justificó que su hija se había disparado. Pero, ¿dónde estaba el arma?. Sobre ello, refirió el ahora condenado:
“…recuerdo que le quité el arma de fuego a mi extinta esposa y luego opté por salir del cuarto para ir a buscar a mi señora madre (…), pues me asusté demasiado y le conté a mi madre lo que había pasado ya que esta última reside como a seis cuadras de donde residen mis suegros”…
Más tarde, Nova, su mamá y al menos otro familiar regresaron al lugar. Hasta entonces se hizo entrega de la pistola a la policía.
Nova dio positivo al examen de alcohol, mariguana y cocaína. A la prueba de rodizonato de sodio (que detecta residuos tras disparos), dio positivo en su mano izquierda y negativo en la derecha. Por su parte, el estudio practicado a Ana Yasmín dio negativo a alcohol y drogas, y positivo al rodizonato en ambas manos. Sobre esto último se ha referido la posible influencia porque horas antes Ana Yasmín tuvo contacto con pintura en las paredes o el uso constante de sustancias en su estética.
Si Nova Mayorquín salió apresuradamente del lugar de los hechos, rato después al estar de regreso gritaba: “te quiero mucho, te quiero mucho, tonta, no pude evitarlo”…
Otra versión, de una persona que horas antes estuvo con Jorge y la familia de Ana Yasmín, aseguró que al cuestionarle sobre lo ocurrido, éste le dijo: “…mi esposa, mi esposa, no me pude detener, no me pude contener, la maté”…
Ese testigo afirmó haber visto cuando Jorge se dirigió a una pila para lavarse las manos, los brazos y la cara.
De igual forma existe la versión de un policía municipal de Tuxpan, de guardia en la cárcel aquella Navidad, quien sostuvo en un careo con Nova que éste gritaba, al ser llevado a prisión: “…yo la maté, por qué, por qué”…
El relato de la niña mayor de la pareja es contundente: al despertarse por el disparo, vio a su mamá con sangre en la cara, el impacto en la frente. Su papá Jorge Nova estaba de pie y lo escuchó gritar y abrazar a su mamá. No le dio una explicación de lo sucedido. Jorge tomó su chamarra. La niña notó que bajo de ésta había un bulto, aparentemente la pistola.
Nova descendió del segundo piso. Su hija lo siguió, preguntando qué había sucedido. Fue ella quien lo vio llevarse el teléfono de casa.
Así, la resolución judicial de la Sala Mixta da un vuelco a la situación de Jorge Nova. Ahora es prófugo, puesto que al revocarse la sentencia del juez de origen, se ha girado orden de reaprehensión, aunque falta conocer el fallo que en su momento dicte un Tribunal Colegiado como última instancia.
(Una imagen sin relación con el caso, de www.xeddradio.com)
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