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Mar, Abr

El inquietante perfil criminal de Vianey y Anhuar

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* Los dos imputados se han reservado el derecho de declarar sobre los cargos de homicidio, feminicidio y desaparición de persona.

 

Cuando la tarde de este viernes 17 se dictó auto de vinculación a proceso en contra de Vianey Ernestina “N”, de 20 años, y Anhuar Esaú “N”, de 19, por su probable responsabilidad en los delitos de homicidio calificado, feminicidio y desaparición de persona, inició una etapa de investigación complementaria de seis meses que incluirá la intervención a sus celulares, la búsqueda de más videos relacionados con el caso, pero también podría considerarse un estudio del perfil criminal de los imputados; el de Vianey resultaría especialmente llamativo.

Biológicamente, Vianey era sobrina-nieta de la víctima Maribel “N”, de 62 años, coronel retirada del Ejército, aunque ésta y su esposo Ernesto “N”, de 86 años, general retirado, la habían adoptado, por lo que la joven lleva sus apellidos.

Como es del conocimiento público, la investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE) cuenta con la versión de una menor de 17 años, pareja de Anhuar Esaú, que fue testigo de los hechos.

Precisamente la narración lleva a cuestionar que el móvil no habría sido robar en la casa de la pareja, a dudar del supuesto de que el ilícito se salió de control, sino que, según parece, la suerte de los militares ya estaba echada.

“¿Viste todo el dinero que traía mi tía?, como que acaba de ir al banco, y a mí me da poca pensión”, le dijo Vianey a su amiga, después de que ambas ingresaron a la casa de la pareja en el fraccionamiento Insurgentes, teniendo una plática de minutos con Maribel, después del mediodía del domingo cinco. Anhuar Esaú las esperaba afuera.

Así, cuando Maribel y Ernesto salieron en un vehículo, creyendo que su hija y amigos también se retirarían, en realidad entraron por ventanas. Vianey quería el dinero, pero al no encontrarlo les animó para esconderse y esperar el regreso de aquellos.

Esta parte llama especialmente la atención en cuanto al perfil de Vianey, pues era obvio que sería reconocida por sus familiares; es decir, podría pensarse que en ese momento no se planeaba un robo, sino lo que al final sucedió: la muchacha saltó sobre el anciano cuando entró a una habitación, tumbándolo en una cama y apretando en la cara con una almohada hasta que dejó de moverse, en tanto que, a su vez, el imputado lesionó con un cuchillo a la señora.

Tal situación es por la que en la vinculación a proceso se establecieron agravantes como haber premeditado el hecho.

Esperada la noche para sacar los cuerpos, se les condujo cerca del estadio Arena Cora y se les prendió fuego.  

Según los datos anunciados ante un juez de Control, en otras dos ocasiones los cuerpos volvieron a ser quemados, y también se intentó borrar evidencias en la casa del fraccionamiento Insurgentes.

En su oportunidad, la defensa pública de Anhuar Esaú planteó al juez que la muerte de la señora debía establecerse como homicidio, no feminicidio, porque no hubo una exposición como tal de los cuerpos, sino que se intentó desaparecerlos con fuego.

Por el contrario, una agente del Ministerio Público defendió que tan fueron vistos los cuerpos en lugar público, que los descubrieron un grupo de policías.

Al final, la vinculación por feminicidio se mantuvo.

Aunque no fueron datos ventilados en la audiencia oficial, ha trascendido que Vianey y la adolescente se conocieron en el verano pasado, durante una marcha feminista en Tepic.

Los dos imputados se han reservado el derecho de declarar sobre los cargos.

* Se pide a medios de comunicación NO plagiar las notas de Relatos Nayarit. 

 

 

 

 

 

 

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