* El montaje del 2005 perseguirá a Carlos Loret, pero no puede negarse su peso periodístico, las notas de impacto que ha conseguido y, por ello, el afán presidencial para írsele a la yugular.
Como ya se conoce, el miércoles siete, la conferencia “mañanera” del presidente Andrés Manuel López Obrador fue dedicada especialmente a recordar el montaje divulgado en diciembre del 2005 por Televisa, relacionado con un supuesto operativo para detener a un grupo de secuestradores.
La mañanera tuvo la intención de desacreditar a Carlos Loret de Mola, conductor del noticiero que transmitió en vivo la farsa, y quien se ha convertido en una piedra en el zapato del presidente: el periodista que ha destapado escándalos del gobierno que encabeza Andrés Manuel, como los videos de su hermano Pío recibiendo fajos de billetes.
Carlos Loret tiene en la mira al presidente. López Obrador lo tiene atorado en la mente.
Lo acontecido hace más de 15 años, el montaje relacionado con las detenciones de Israel Vallarta y la francesa Florence Cassez –él sigue preso; ella posteriormente fue liberada- retrata la entrega de Televisa al gobierno en turno.
El caso perseguirá siempre a Carlos Loret, quien ha insistido que no se dio cuenta que se trataba de un engaño de la policía federal.
Sin embargo, no puede negarse el peso periodístico que Loret tiene, las notas exclusivas y de impacto que ha conseguido y, por ello, el afán presidencial para írsele a la yugular. De esas, ni una nota más, parece la advertencia, mientras él ha dicho que seguirá al riesgo que sea.
Con millones de fieles seguidores en el país, López Obrador, con esa característica que tiene de arremeter a todo lo que esté en su contra, expone a Carlos Loret. Lo menciona frecuentemente, y no olvidemos la facilidad con que muchas personas se animan a cometer actos de violencia.
El día siete, a la mañanera se trajo a Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, y a Olga Sánchez Cordero, titular de la Secretaría de Gobernación, para ahondar en el asunto, que la Presidencia supondría de interés nacional. Lo hay, puesto que el caso de diciembre del 2005 no es aislado, por el papel de Televisa durante mucho tiempo como cómplice de gobiernos. Y éste, de López Obrador, es uno más: ¿por qué Televisa no tiene notas de impacto que cimbren al presidente?, ¿y TV Azteca?, menos.
Loret de Mola seguirá teniendo exclusivas fuertes, provenientes, seguramente en ocasiones, de fuentes del propio Gobierno Federal, inconformes con el centralismo del poder en una sola persona.
La citada mañanera volvió a conseguir el propósito principal del presidente: el de distraer con el caso Loret frente a los graves problemas que vive el país: la terrible violencia, la pobreza que se extiende, la carencia de medicina que mata más rápido, la lenta vacunación al Covid-19, y a ello hay que irle sumando.
Hay una repetición: cómo la institución presidencial se involucra en pleitos para distraer, habiendo tantas necesidades donde enfocar los esfuerzos. Y que a ese ambiente sea llevada la secretaria de Gobernación.
* Se pide a medios de comunicación NO plagiar las notas de Relatos Nayarit.
Carlos Loret lo tiene en la mira; López Obrador, en la mente
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