Sidebar

24
Mié, Abr

Ena Xitlalhi le temía: la veía con morbo, espiándola por la azotea

Noticias
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

* “Ahí está el loco del vecino”, le habría comentado a una de sus amigas horas antes de su muerte. 

 

Nada remedia la dolorosa muerte de Ena Xitlalhi Alperte Chávez, ocurrida la madrugada del domingo dos en Xalisco, aunque cabe indicar que el proceso que se sigue al probable responsable, identificado como Ignacio, es por homicidio calificado con diversas agravantes, pero no incluido el feminicidio.

Es decir, según las actuaciones ministeriales no se trató de un homicidio por su condición de mujer, sino de una acción de extrema violencia de la que sólo el sujeto sabe por qué lo hizo. 

Ignacio, vecino de Ena Xitlalhi en la calle Prisciliano Sánchez, ella en el número 22 y él en el 20, la veía con morbo o subía al techo de la casa y la espiaba. No le inspiraba confianza. Ella sentía su mirada incómoda, le provocaba escalofrío y de todo ello habló con varias personas: “ahí está el loco del vecino”, le habría comentado a otra joven al salir de la casa al atardecer del sábado uno, según la testimonial ventilada en la audiencia de vinculación a proceso de este jueves.

De acuerdo con la narración de la representación de la Fiscalía General del Estado (FGE), a las 0:23 minutos del domingo Ena escribió: “ayu” en un mensaje enviado a su amigo Irving. A las 0:24 añadió: “ayuda”. Y a las 0:25 un mensaje de voz: “¡Irving, se metió el vecino, ayúdame Irving, ayúdame!”.

Conviene indicar al lector que las citas textuales forman parte de la captación de los sentidos, porque a las audiencias no se permite el ingreso de grabadoras o cámaras.  

Pero Irving se dio cuenta de los mensajes hasta la mañana del domingo, cuando el cadáver ya había sido localizado. La frase “se metió el vecino” apuntaba al ahora detenido, coincidieron varias personas cercanas a la joven de 19 años.

La inspección ocular en el lugar y el trabajo de los peritos arrojó datos que, indicó la agencia ministerial, hacen presumir que Ignacio brincó desde su casa al patio de su vecina. Después consiguió introducirse, llevó a Ena Xitlalhi a su recámara y la lesionó con un cuchillo, además de golpearla, según se desprende de un total de 22 lesiones en su cuerpo. Ella tenía su ropa puesta.  No tuvo tiempo para ponerse a salvo e intentó defenderse con sus propias manos.

El trabajo pericial arrojó datos importantes para la investigación: el desprendimiento de loseta en el techo, la silueta de calzado en escalamiento en un muro del patio, así como algunos círculos en el piso con sangre, es decir, dejados por el calzado del agresor.

Obtenida una orden de cateo en la casa número 20, un hermano del imputado permitió el acceso y explicó que éste vivía con su mamá, pero la señora está de vacaciones en Estados Unidos. 

Se describió que en la recámara que utilizaría Ignacio fueron encontrados, dentro de una cubeta con agua, un par de tenis Nike con suela de bolitas –que serían las marcas dejadas en la casa de Ena-, un cuchillo con sangre junto a un closet, y en el interior de una bolsa tipo camiseta diversas prendas con sangre.

De igual forma se encontró una cartera con documentos de la ahora occisa, credenciales, una fotografía de su pequeño hijo e incluso un celular.

Solicitado por la agencia ministerial el auto de vinculación a proceso, el juez César Octavio García Torres concedió el uso de la voz a la defensa pública, que consideró que no existe un señalamiento directo contra Ignacio y que, en todo caso, no sólo él podía ingresar a la casa número 20 sino también otros familiares, en referencia al hermano que abrió la finca durante el cateo.

Pero no hubo vuelta de hoja: los indicios apuntan a Ignacio y le fue dictado el auto de vinculación a proceso.

Fue aceptado el plazo de tres meses para el cierre de investigación en que, según la Fiscalía, se realizarán los estudios necesarios en la sangre encontrada, la búsqueda de más huellas del imputado, estudios de reconocimiento de voz de Ena, la búsqueda de cámaras de seguridad en la zona, o la testimonial de quienes probarían que el hermano de Ignacio no tiene relación con el homicidio, que esa noche estaba en otro lugar.

Durante la audiencia, Ignacio habló poco, casi nada. 

A veces cabizbajo, otras prefería ver al lado opuesto de la agencia ministerial que narraba a detalle ante unas 40 personas como público.

Una hermana de Ena volvió a presentarse como parte agraviada.

 

 

X

Right Click

No right click