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Jue, Abr

“Iba a Estados Unidos por una vida mejor para mi mamá y para mi"

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* A dos días de una terrible caída del tren, que le arrancó las piernas, Luis Fernando seca las lágrimas y agrega: “Dios sabe por qué hace las cosas”.

 

“Yo he visto muchas veces cuando La Bestia (el tren) mata a personas, cuando les mocha un pie y quedan heridos. Los hemos subido así. Una vez, un muchacho se bajó a pedir ayuda en un pueblo chico, comida y alguna chamarra, y cuando intentó volver a subir el tren ya iba recio. El muchacho se cayó y le mochó un pie. Varios nos bajamos y le sacamos el aire al tren y al muchacho pudimos subirlo a una góndola. Le amarramos una chamarra para que no perdiera más sangre y en un pueblo más adelante lo bajamos para que lo llevaran a un hospital. Nosotros seguimos adelante”.

Quien cuenta lo anterior es Luis Fernando Barillas Álvarez, de 27 años de edad y nativo de Guatemala. Es el joven que el martes 26 cayó de una góndola de tren mientras cruzaba por Tepic, cerca de la avenida Principal e Independencia, y perdió sus piernas.

“Dios sabe por qué hace las cosas”, indica mientras seca sus lágrimas. Su estado de salud ha mejorado y sabe por algunas personas de una asociación que no identifica, que se le apoyara para que reciba una silla de ruedas y unas prótesis. 

Recuerda que hace unos siete meses salió de Excuintla, Ciudad de Las Palmeras, Guatemala, con destino a Estados Unidos. “Iba por una vida mejor para mi y para mi mamá. Ahora voy a ser una carga para ella. No le quiero dar esta noticia por las fechas que se acercan”, de Navidad y Año Nuevo.

Algunos meses vivió en Tierra Blanca, Veracruz, y encontró trabajo en un negocio de chatarra. Recuerda que el pasado Día de Las Madres pudo girarle 700 pesos a su mamá Elna Leticia Álvarez Castrejón. Es el más chico de siete hermanos.

***

Era la segunda ocasión que Luis Fernando se subía a La Bestia, en México. La primera, hace unos seis años, sí consiguió llegar a Estados Unidos. 

Cuenta que quienes viajan por tren, ancianos, mujeres, niños, suelen ser blanco de robos y extorsiones por parte de “los maras”, por policías y por garroteros. Y el lugar más frecuente para ello son las estaciones, las que considera peligrosas.

Precisamente por ello, unos siete indocumentados y él se dispusieron a bajar de La Bestia, la mañana del martes, antes de llegar a la estación de Tepic. “Ya habíamos guardado las cobijas, nuestras cosas”.

Pero algo salió mal. Luis Fernando cree que mientras se preparaba para bajar, cargando su mochila, fue golpeado sin querer por la maleta de otro compañero y perdió el equilibrio. “Ya no me pude agarrar y caí”. Fue un instante para reaccionar frente a la muerte…se arrastró porque estuvo a punto de ser cortado en dos, pero no le alcanzó para librar las piernas. Lo demás no lo recuerda.

Reflexiona que en una travesía como la vivida por él y cientos y miles más todos los días, se pasa por hambres, frío. Y un peligro constante. 

Por ello agradece que haya estados donde existen casas del migrante en la que pueden quedarse unos días y recibir alimentación. 

Sin asimilar aún lo sucedido, observa un futuro incierto, una carga para su familia. Necesita y desea apoyo.

Chris Cota, la jefa de Comunicación Social de la Secretaría de Salud, atestigua el encuentro en una sala de recuperación del Hospital General.

Luis Fernando no es casado ni tiene hijos. Insiste que el viaje a Estados Unidos lo hacía por su mamá y por él. Para vivir mejor.

 

(Zona de vías en Tepic. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)

 

 

 

 

 

 

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