* “Eres toda una mujer”, la tonada de Rodolfo; y su esposa ahí, en silla de ruedas.
En el cantar de Rodolfo López Bañuelos hay mucho más. Es como una mezcla de mensajes que se multiplican: es la presencia de su esposa y el enlace inmediato con la canción, la tonada que encanta, aunque probablemente ninguno de los dos se da cuenta.
Recargado en la tienda Fábricas de Francia en posición de sentadilla, micrófono en mano y con una bocina se le oye cantar “Eres toda una mujer”, un clásico que hace decenas de años se inmortalizó en la voz de Albert Hammond.
Su esposa María Dominga León está a su lado, sentada en una silla de ruedas, y entre ellos un sartén que invita al depósito de alguna moneda.
La estampa impresiona.
Y si la canción de Rodolfo es para todos, la letra le acomoda a la señora que está a su lado:
“Eres toda una mujer/y me haz hecho tan feliz/que tus besos significan hoy/la vida para mi”…
Tienen algunos meses trabajando en la avenida México, moviéndose en ambas aceras.
“Me hace daño el sol”, comenta la señora, que usa lentes oscuros. Enfrenta un padecimiento en los huesos.
Desde la época del noviazgo, la pareja lleva 28 años juntos. “Es mi deber apoyarla, no estoy a fuerzas aquí”, comenta Rodolfo, que ha bajado el sonido de la bocina.
Rodolfo y María son dos entre muchos que todos los días llegan al centro de Tepic en pobreza, enfermos, gente con hambre, y que dolorosamente se han ido convirtiendo como en parte de un paisaje con el que nos tropezamos y, sin embargo, a veces ya no vemos.
Pero hay que dejar que Rodolfo siga cantando porque su repertorio es de lo mejor: se lanza con “Lo pasado, pasado”, de José José, y más lejos en el andar se oye una inolvidable de Roberto Carlos: “Un gato en la oscuridad”.
(Rodolfo y María. Foto: Oscar Verdín/relatosnayarit)