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Jue, Abr

El libro de Palafox, el chivo expiatorio y el ojo por ojo

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* Lo mejor es que este libro, se notó en la expresión de varios, viene a animarlos para escribir el suyo. 

 

 Francamente desconocía que es viejísima la expresión “chivo expiatorio” con la que popularmente se identifica a una persona que es inocente del delito que se le achaca.

Y por las mismas me situaba con la frase “ojo por ojo”, ambas pronunciadas por Hugo Armando Palafox Ramírez la tarde de este lunes en la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a propósito de la presentación de un libro de su autoría.  

Según entendí –estaba más pendiente de la expresión en la cara de los asistentes-, a alguien se le ocurrió traer un chivo para que el pobre animal sufriera las culpas que debía su dueño, mientras que el “ojo por ojo” inició como un límite para saciar la venganza en otras épocas: hacer el mismo daño que te hicieron, pero no más.

Escuché contar cuando en México se pretendió dejar la investigación de los delitos en manos de la policía, pero eran policías que ni siquiera tenían zapatos, y se optó entonces por el agente del Ministerio Público como responsable de la indagatoria.

Carlos Rodríguez, maestro invitado al evento, comentó algo así como que en el México actual, los policías y los agentes ministeriales arrastran extenuantes cargas de trabajo y bajos salarios, pero no tienen justificación puesto que en su actuar debe estar presente el respeto a los derechos humanos. 

Por su parte, Armando Briseño indicó que Hugo Armando creció entre las colonias Mololoa y Chapultepec. 

A su vez, Alfredo Becerra desmenuzó los capítulos de la obra.

Palafox es director de la universidad UNIVER en Tepic. Su libro se titula Manual de Actuación Ministerial y Policial en Materia de los Derechos Humanos.

Carlos recordó que Palafox en una de esas le pidió participar como docente ante agentes ministeriales, pero jamás le dijo que lo iba preparando para que presentara su libro.

Briseño le puso varios calificativos a Hugo, todos positivos.

Y aquí cabría añadir que Hugo era un joven agente ministerial cuando fue presionado por uno de sus superiores para que acatara indicaciones indebidas. No quiso. Era 1993 o 1994. Lo mandaron detener, encerrándolo en una celda de la entonces Policía Judicial del Estado. Al finalizar el castigo de una o dos noches a la sombra, Palafox contó a este reportero lo sucedido y señaló al responsable. 

Y todo ello, de alguna forma, queda plasmado en el título de su libro: es un manual de derechos humanos.

Posiblemente lo mejor de la tarde-noche no sólo fue la presentación del libro, o el vino tinto ofrecido en la parte final o los aplausos. Lo mejor es que este libro de Palafox, se notó en la expresión de varios, viene a animarlos para escribir el suyo.

 

 

 

 

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