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Jue, Abr

“Sicario, células, trasiego”, las frases que no eran de nosotros

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* Ofrece PGR nueve millones de pesos por información que conduzca a los sujetos que mataron a periodistas.

 

Casi estoy seguro que es la primera vez que en una de mis notas escribo la palabra “sicario”. No la siento mexicana.  

Pero es ejemplo de un término acuñado entre reporteros para describir a quienes cometen ejecuciones y tienen vínculos con grupos de delincuencia organizada. Un matón, por decirlo más a la mexicana. 

Al igual que esa palabra, que terriblemente se convierte en realidad de muchos jóvenes, encuentro términos que antes eran ajenos en los medios periodísticos locales, como el escribir “trasiego de drogas” o “células del narcotráfico”. No eran frases de nosotros pero poco a poco nos han invadido y, sin ninguna resistencia, las hemos aceptado.

Escribo sobre ello tras leer este martes un comunicado de la Procuraduría General de la República (PGR), que ofrece una recompensa de nueve millones de pesos a quienes proporcionen información veraz que conduzca a los responsables de los homicidios de los periodistas Cecilio Pinedo Brito, Ignacio Miranda Muñoz, Javier Arturo Valdez Cárdenas, Maximino Rodríguez Palacios, Miroslava Breach Velducea, así como la tentativa de homicidio y lesiones en agravio de Sonia Córdoba Oceguera, todo ello en meses recientes en diversas partes del país.

Se trata de un máximo de millón y medio de pesos por cada caso. Desde provincia, los datos pueden revelarse en el número 01-800-8313196. 

Al menos hace 27 años se decía que en el mundo narco el que la hacía la pagaba, pero nadie más: no la esposa, no los hijos, ni padres ni hermanos.

Al paso del tiempo aquella regla fue terminando y en el país se cometen ejecuciones vayas con quien vayas, así haya niños. Ya no hay límite para jalar el gatillo de las armas.

Y de paso, en esa terrible corriente han aumentado las agresiones a periodistas, cobrando la vida de muchos de ellos.  

Hace unos días, una empleada de la Fiscalía General del Estado (FGE) explicaba: “ya casi nadie pregunta, casi nadie viene”, para indicar la ausencia de reporteros indagando sobre avances en la investigación de ejecuciones. Así de simple la toma de precaución de todos.

Por lo pronto, esperemos que esa recompensa de millones sea la última. Que no haya un homicidio más.

(Miroslava Breach)

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